La espontaneidad está sobrevalorada. Las películas y la televisión nos quieren hacer creer que la vida es mejor para los fiesteros que se animan a lanzarse a la piscina con la ropa puesta. Pero, detrás de escena, está todo cuidadosamente planificado. El agua tiene la temperatura ideal. La iluminación y los ángulos de cámara están pensados al detalle. Los diálogos han sido memorizados. Y es por eso que resulta tan atractivo: alguien ha planeado todo con cuidado. Una vez que te das cuenta de eso, la vida se vuelve mucho más fácil. A mí me pasó. Zorie