LA ETERNIDAD EN UN LIBRO

En ocasiones, ocurren cosas malas contra las que no siempre se puede luchar. Rachel   –Puede que sea porque… está roto. Todo está roto. Mike Mike le había confesado un día que contar estrellas le servía para tranquilizarse. Decía que era perfecto porque, al concentrarse en tener que llevar la cuenta, olvidaba momentáneamente las preocupaciones y los miedos que lo acechaban. Se lo había contado años atrás, cuando a ella todavía le costaba dormir por las noches sin que su madre estuviese a su lado leyéndole un cuento, pero no lo había olvidado. Igual que tampoco olvidaba que había dicho que lo hacía a menudo, cuando estaba nervioso, cuando sentía que se ahogaba, cuando llegaba a un callejón sin salida… Rachel

No olvides pasarte por las otras entradas de esta historia. Me despido lector, que tengas unas maravillosas y mágicas lecturas.  

Nunca me han gustado demasiado las exageraciones, de modo que debe creérseme cuando digo que no hablo así por delirios de grandeza. Desde el primer momento en que la vi me enamoré locamente de ella: era un sentimiento profundo e irrevocable. Parecía que mi propósito en la vida de repente fuera obvio, y que cada minuto pasado hasta ese instante solo hubiera existido para poder llegar hasta ella, verla y amarla. Nunca nada en la vida había tenido tanto sentido. Peter Aun así, la culpa me corroía por dentro. Estaba absolutamente convencido de que ayudábamos a aquellas personas   y las liberábamos de su angustia del único modo que sabíamos, pero la muerte es una carga muy difícil de sobrellevar. Incluso cuando esta se desea. Peter