Frases El Mar de la Tranquilidad
En realidad, morir no está tan mal
cuando ya lo has hecho una vez.
Y yo lo he hecho.
Ya no tengo miedo a la muerte.
Tengo miedo de todo lo demás.
Nastya
Fuera,
la cosa cambia. Nunca me siento segura en el exterior.
Nastya
A lo mejor es por eso
por lo que huyo como si no hubiera mañana de las personas que más me quieren.
Si pudiera estar sola, lo estaría encantada. Preferiría estar sola a tener que
fingir que estoy bien. Pero no me dan esa opción, así que me conformo con estar
bien con alguien que al menos no me quiere tanto.
Nastya
Mamá está comenzando a
creer que tal vez sea una causa perdida, y eso es bueno porque sí lo soy, y me
fui de su casa para que pudiera aceptarlo. Era una causa perdida hace mucho
tiempo. La idea me pone triste por mi madre, porque sé que ella no ha pedido
nada de esto. Pensaba que había obtenido su milagro, y yo era la única que
sabía que no había sido así, sin importar lo mucho que hubiera querido dárselo.
A lo mejor fui yo quien se lo arrebató.
Nastya
Eso es bueno, porque
mis secretos más oscuros probablemente le ocasionarían pesadillas.
Nastya
Cada decisión que he
tomado desde que mi vida sufrió combustión espontánea ha sido cuestionada.
Nunca me ha faltado gente cerca esperando para juzgar la forma que elijo de
resolver las cosas.
Nastya
La gente que nunca ha
tenido que pasar por ninguna mierda siempre asume que saben cómo deberías
reaccionar al haber visto destruida tu vida. Y la gente que sí ha tenido que
pasar por mierda piensa que deberías superarla exactamente de la misma forma
que ellos. Como si hubiera un manual para sobrevivir al infierno.
Nastya
Vivo en un mundo sin
magia ni milagros. Un lugar donde no hay clarividentes ni cambiaformas, ni
ángeles, ni chicos sobrehumanos que te salven. Un lugar donde la gente muere, y
la música se desintegra, y las cosas son un asco. Estoy tan aplastada contra la
tierra por el peso de la realidad que algunos días me pregunto cómo sigo siendo
capaz de levantar los pies para caminar.
Nastya
Los adultos son incluso
peores, porque les encanta hacer sus comentarios estúpidos sobre lo bien que
voy, lo bien que me he amoldado, lo bien que lo llevo todo. Como si tuvieran la
menor idea. Lo único que he aprendido a hacer es esquivar, pero todo el mundo
prefiere pensar que todo va bien.
Josh
Ahora me paso el tiempo
pensando en lo que haré durante las próximas veinte horas o así, y deseando que
en ellas haya algo parecido a dormir.
Nastya
No me siento cómoda.
Nunca me sentiré cómoda volviendo a salir de la casa, pero me siento preparada,
y eso es mejor a cómo estaba la última vez, y lo mejor que puedo esperar
sentirme.
Nastya
Dentro de la seguridad
de una casa vacía, bajo el agua que corre y amortigua el sonido, me recuerdo
todas las complicaciones que ocasionaría si abriera la boca.
Nastya
Preferiría evitarla. Se
me da bien evitar.
Nastya
Yo soy demasiado
responsable, y no necesito tener que preocuparme de los sentimientos de nadie.
Enterré los míos hace mucho tiempo, y ni de coña voy a ocuparme de los de otra
persona.
Josh
Le digo cosas que no le
diría a ninguna otra persona con vida, porque sé que en cuanto cuelgue será
como si jamás se las hubiera dicho a nadie.
Josh
Hay veintisiete huesos
en tu mano y en tu muñeca. Veintidós de los míos se rompieron. En definitiva,
mi mano es una especie de milagro. Está llena de placas y tornillos, e incluso
después de varias operaciones, todavía no tiene el aspecto adecuado. Pero
funciona mejor de lo que pensaban que lo haría. Y no es como si no pudiera
hacer nada con ella; tan solo no puedo hacer la única cosa que quiero. Lo único
que me ha hecho ser yo.
Nastya
Era mejor que ser
normal. Nunca me importó una mierda ser normal. Yo quería ser extraordinaria.
Nastya
Ahora ya he recuperado
el control suficiente en la mano como para que probablemente pueda sacarle algo
al piano si lo intentara, pero nunca será lo que solía ser, lo que debería ser.
La música debería fluir de modo que no sepas dónde acaba una nota y comienza la
siguiente; la música debería tener elegancia, y no queda elegancia alguna en mi
mano. Hay tornillos de metal y nervios estropeados y huesos destrozados, pero
no hay nada de elegancia.
Nastya
Yo no abrazo a nadie.
No me gusta que la gente me toque, incluso cuando no supone ninguna amenaza. Es
demasiado íntimo, y me molesta.
Nastya
Ahora, encuentro más y
más cosas que estoy desesperada por decir. Bombardean mi mente constantemente,
y tengo que tragármelas. Es agotador.
Nastya
Finalmente, mi cuerpo
se curó tanto como podía hacerlo. Mi mente también comenzó a recobrarse. Me
parece que lo que pasó fue que las piezas volvieron a su sitio un tanto
desordenadas. Parecía que cuanto más sanaba mi cuerpo, más fracturada se volvía
mi mente, y no hay suficientes cables y tornillos como para arreglar las
fisuras que hay en ella.
Nastya
A la edad en que la
mayoría de los adolescentes están tratando de descubrir quiénes son, yo estaba
ocupada tratando de descubrir por qué era así. Ya no tenía cabida en este
mundo. No es que quisiera estar muerta, simplemente sentía que debería estarlo.
Y por eso es difícil que todo el mundo espere que te sientas agradecida
simplemente por el hecho de no estarlo.
Nastya
Me dejó mucho tiempo
para pensar, mucho tiempo para enfadarme y sentir lástima por mi misma. Para
preguntarme ¿Por qué yo?. Para
preguntarme ¿Por qué?. Tengo el
cinturón negro de la autocompasión. Era experta en ese campo. Sigo siéndolo. Es
una habilidad que jamás olvidas. No hace falta decir que todo lo que pensé y
todas las preguntas tampoco sirvieron de mucho. Fue entonces cuando comencé a
centrarme en la furia. Dejé de preocuparme por ser educada, por no herir los
sentimientos de la gente y decir lo que se suponía que tenía que decir, por
sanar como se suponía que tenía que sanar para que todo el mundo creyera que
volvía a estar bien y pudieran continuar con sus vidas. Mis padres necesitaban
creer que estaba bien, así que durante mucho tiempo traté de convencerlos de
que lo estaba. También traté de convencerme a mí misma, pero eso era mucho más
difícil, porque conocía la verdad. No estaba bien en absoluto. Me di cuenta de
que iba a sentirme como una mierda durante el resto de mi vida, una vida que ni
siquiera debería estar viviendo todavía. Una vida que debería haberme
abandonado. Así que me enfadé. Después, me enfadé mucho. Y después me enfade
todavía más. Pero no puedes estar enfadada eternamente sin aprender a odiar.
Gimotear era patético, pero odiar hacía que pasaran cosas. Odiar reforzaba mi
cuerpo y daba forma a mi resolución, y lo que yo estaba resuelta a hacer era
vengarme. El odio me parecía saludable de narices.
Nastya
–¿Quién más sabe que hablas? –pregunto, y no
solo para que siga hablando, sino porque realmente quiero saberlo. ¿Lo sabe
Drew y no me lo ha dicho? ¿Habla con su familia? Drew dijo que vivía con su tía
(en realidad, dijo que su tía estaba muy buena), pero eso es todo lo que sé.
–Nadie.
–¿Has hablado alguna vez?¿Antes de ahora?
–Sí.
–¿Vas a decirme por qué has hecho este voto
de silencio?
–No –responde, mirándome directamente a los
ojos. Ninguno de los dos rompe el contacto visual–. Y tú no vas a preguntármelo
nunca. Jamás.
–Vale. No voy a preguntártelo nunca. Apuntado
–digo despreocupadamente–. ¿Y por qué he aceptado no hacerlo?
–No lo has hecho.
–¿Y por qué debería?
–No sé si deberías.
–Así que no he aceptado guardarte el secreto
y tú no puedes darme ninguna razón de por qué debería hacerlo. No son muy
buenos argumentos. ¿Qué te hace pensar que no voy a decírselo a nadie?
–No creo que quieras hacerlo.
Y aquí es donde gana,
incluso aunque ella no lo sepa todavía. Tiene razón. No quiero decírselo a
nadie. Quiero su secreto solo para mí mismo, pero ella no tiene forma de
saberlo.
–Eso es correr un gran riesgo.
–¿Lo es?
Inclina la cabeza hacia
un lado y me examina.
–No tienes ninguna razón para confiar en mí.
–No, pero confío en ti de todos modos –replica,
caminando en dirección al camino de entrada.
–¿Y se supone que yo tengo que confiar en ti?
–le pregunto a su espalda. Esta chica realmente está loca si piensa que puede venir
aquí, salir de ninguna parte y esperar que haga eso.
Se detiene y se gira
para mirarme antes de hablar.
–No tienes que confiar en mí. Yo no conozco
ninguno de tus secretos.
Nastya
& Josh
Algunos días no puedo
evitar preguntarme si alguna vez mi nombre significará algo más.
Josh
La voz de mi madre. Es
lo primero que recuerdo después de abrir los ojos.
Mi niña preciosa. Has regresado con nosotros.
Pero se equivocaba.
Nastya
Por una vez, me
gustaría ir a mi casa y que esta fuera lo que solía ser. Claro que a lo mejor tan
solo estoy imaginando alguna clase de pasado mejor que existe más en mis
recuerdos de lo que jamás existió en la vida real.
Nastya
La expresión de alguien
que está mirando por la venta, esperando a alguien que sabe que no va a volver
nunca.
Yo no soy la única que
ya no es la misma persona. Ninguno de nosotros lo es. Desearía poder haber
hecho las cosas diferentes para ellos, haberles dado todo lo que creían que
había recuperado aquel día, cuando me encontraron viva en vez de muerta. ¿Quién
sabe cómo seríamos ahora si mi madre hubiera podido ver cómo me desvanecía y me
alejaba de ella? Habría perdido a su niña de todos modos, solo que más tarde y
de forma gradual. No de la forma en que sucedió: de un golpe repentino. Incluso
aunque las cosas no hubieran ocurrido como lo hicieron, la parte infantil
dentro de mí hubiera desaparecido de todos modos con el tiempo, de forma
imperceptible. Simplemente crecí demasiado, y demasiado rápido. Todo de golpe.
Y ella no estaba
preparada para decirle adiós.
Nastya
Estuve en terapia el
tiempo suficiente para saber que nada de lo que me pasó fue
culpa mía. Yo no hice nada para invitarlo ni para merecerlo. Pero eso tan solo
hace que las cosas sean peores. Tal vez no me culpe a mí misma por lo que sucedió,
pero cuando te dicen que algo pasó de forma total y completamente fortuita, también te están
diciendo algo más: que nada de lo que hagas importa. No importa si lo haces
todo bien, si te vistes de forma apropiada y actúas de la forma apropiada y
sigues todas las normas, porque el mal te encontrará. El mal tiene muchos
recursos.
Nastya
Te dicen que fue algo
fortuito para que no te culpes. Pero lo único que oigo es a ellos diciéndome
que no tengo control, entonces estoy indefensa. Habría preferido tener la
culpa.
Nastya
No necesito que nada
vuelva a mi memoria. La memoria vuelve a mí. Lo recuerdo todo.
Cada detalle.
Cada noche.
Los últimos 473 días.
Nastya
El problema es que no
me protegió, porque no pudo. Nadie pudo.
Nastya
No pasaba nada cuando
ser la pianista de Brighton definía mi vida. Cuando estaba tomando las
decisiones correctas. Cuando todas mis decisiones estaban influenciadas por lo
que mis padres querían que decidiera. Dejé que su corriente me condujera, que
me puliera y me diera forma, como una piedra empujada por la arena, hasta que
fuera perfecta. Y en cuanto lo fui , me arrancaron del agua, me lanzaron y me
quebraron en un millar de fragmentos que no puedo volver a unir. No sé adónde
han ido. Y faltan tantos que los que aún me quedan ya no encajan entre ellos.
Nastya
Creo que me quedaré
hecha pedazos. Puedo moverlos, reorganizarlos dependiendo del día, dependiendo
de lo que necesite ser. Puedo cambiar de golpe y ser muchas chicas diferentes,
y ninguna de ellas tiene que ser yo.
Nastya
Puede que permanezca en
silencio, pero está pidiendo ayuda a gritos.
Señora
Leighton
A veces es más fácil
fingir que nada va mal que enfrentarse al hecho de que todo está mal, pero eres
incapaz de hacer algo al respecto.
Señora
Leighton
Odio mi mano izquierda.
Odio mirarla. Odio cuando se estremece y tiembla y me recuerda que mi identidad
ha desaparecido. Pero la miro de todos modos, porque también me recuerda que
voy a encontrar al chico que me lo arrebató todo. Voy a matar al chico que me
mató, y cuando lo haga, voy a hacerlo con mi mano izquierda.
Nastya
–No lo sé. Lo sabré cuando los tenga todos,
pero no sabré cuántos más quedan hasta que acabe.
Clay
–No estoy tratando de capturar una cara.
Estoy tratando de capturar todas las caras. –Se detiene para ver si lo he
entendido–. La mayoría de la gente tiene más de una. Tú tienes más que la
mayoría.
Clay
Está buscando la verdad
acerca de mí. Me pregunto si la encontrará y, si lo hace, tal vez pueda
mostrarme dónde se encuentra ahora.
Nastya
Me impresiona el miedo
que tiene la gente a lo que pueda pasar en la oscuridad, pero no piensan dos
veces en su seguridad durante el día, como si el sol proporcionara alguna clase
de protección definitiva de todos los males del mundo. No lo hace. Lo único que
hace es susurrarte, arrullarte con su calidez antes de tirarte contra la tierra
de cara. La luz del día no protege de nada. Las cosas malas suceden todo el
tiempo, no esperan hasta después de la cena.
Nastya
–Mi padre trató que entendiera, pero en realidad
no hay una forma de explicar cómo una persona que has visto toda tu vida
simplemente ya no está. Alguien ha presionado el botón de Borrar y ha desaparecido. Me costó mucho asimilar que podía llegar
a casa una noche y descubrir que la persona que se había reído y me había
abrazado por la mañana simplemente había dejado de existir.
Josh
Me siento un tanto
engañada. He pasado la hostia de tiempo durante los dos últimos años leyendo
libros y viendo películas, y en todos ellos, cuando mueres y después regresas a
la vida, las habilidades sobrenaturales son simplemente una parte del trato. Sentimos que no hayas ganado el gran premio
de la paz eterna, pero ¡no vas a marcharte con las manos vacías! Puede que
vuelvas rota y mal, pero al menos tienes algún premio de consolación cósmico,
como la habilidad de leer la mente, o hablar con los muertos, u oler las
mentiras. Algo guay como eso. Yo ni siquiera puedo manipular los elementos.
Nastya
A lo mejor, si puedo
resolverlo a él y él puede resolverme a mí, podremos explicarnos el uno al
otro. A lo mejor es eso lo que necesito. Alguien que me explique.
Nastya
El silencio que todo el
mundo piensa que debe llenar, pero no puede, porque están ocupados tratando de
averiguar qué decir. Así que mientras permanecen sentados pensando en ello, el
silencio se extiende hasta que ya no quedan palabras que no vayan a hacer las
cosas más incómodas. Todas las cosas que es adecuado decir quedan disueltas en
el silencio mientras estaban ocupados pensando.
Josh
–Ve a sentarte. Yo me encargo.
Josh me aparta del
fregadero después de que hayamos recogido los platos de la cena. Ahora hay más
días en los que como aquí que días en los que no. Son las únicas veces que como
algo de verdad. Él me prepara una comida de verdad, y yo le hago postres.
–Has cocinado tú. Yo puedo fregar los
platos.
–No. No puedes.
Me quita el estropajo
de las manos y cierra el grifo mientras yo voy a la mesa para recoger los
platos que quedan y meterlos en el fregadero. Hemos caído en un extraño patrón
doméstico, y es un tanto patético cuando te detienes a pensar el motivo.
–¿No puedo lavar los platos? –pregunto,
incrédula.
–No.
Niega con la cabeza.
–¿Por qué no?
–Porque lo haces de pena.
–¿Que lo hago de pena?
¿Quién lava los platos
de pena? No es como si fuera una cirugía cerebral. Es limpiar la comida de una
sartén.
–Sí. ¿Cómo es posible que no lo sepas? Tengo
que volver a limpiar los platos cada noche después de que te marches.
–No es verdad. –¿Es verdad? Me mira y sé que
lo es–. Eres muy obsesivo.
–Sí, me gusta comer en platos limpios. Tengo
ese problema –se burla.
Pienso en lo bajo que
he caído. Ni siquiera tengo la capacidad de limpiar un plato correctamente. Él
cocina, lava los platos y hasta hace muebles. Me siento una inútil por aquí. La
secadora vibra y supongo que hay algo que puedo hacer.
–Vale. Iré a doblar la ropa.
Me giro para ir a la
ropa.
–No, no vas a hacerlo. Siéntate y ya está.
–¿Tampoco puedo doblar la ropa?
–Ni de broma vas a doblar mi ropa interior.
–Estás de coña.
–No. Es extraño. –Estira el brazo por delante
de mí y abre un cajón lleno de trapos con la mano goteante–. Toma. Seca.
Me tira un trapo al
pecho, salpicándome de agua en el proceso. Se lo quito de las manos.
–A lo mejor cojo tus bóxers y seco los platos
con ellos.
No estoy por encima del
infantilismo.
–¿Cómo sabes que utilizo bóxers?
–Tan solo era una esperanza.
La alternativa es
demasiado poco atractiva. Se encoge de hombros y me entrega un plato.
–Adelante. Eres tú quien tendrá que comer en
ellos.
–No le caes bien a nadie –respondo, porque
murmurar entre dientes como una adolescente malhumorada es muy guay.
Nastya
& Josh
–Sí que creo en Dios, Sol. Siempre he creído
que Dios existe. –Y lo que dice a continuación no es autocompasión, ni furia,
ni melodrama. Es la verdad-. Tan solo sé que me odia.
Josh
He llegado al punto de
poder relajarme un poco si estoy en el interior con gente a mi alrededor, pero,
si me dieran a elegir, preferiría el silencio.
Nastya
Realmente no me importa
lo que diga la gente acerca de mí. Me da igual que haya rumores y mentiras. Es
la verdad lo que no quiero que se sepa.
Nastya
El garaje, las
herramientas, la madera, el trabajo. Mi terapia. Lo que me mantiene cuerdo.
Josh
Salir corriendo es lo
suyo. Esconderme es lo mío.
Josh
Ni siquiera he
comenzado a contar todavía. Me pregunto si soy el único que lo hace, o si es
igual para todo el mundo; comenzar a contar cuánto tiempo ha pasado desde que
no están cada vez que alguien se muere. Primero cuentas los minutos, y después
las horas. Cuentas los días, después las semanas, y después los meses. Entonces
un día te das cuenta de que ya no estás contando, y ni siquiera sabes cuándo
has dejado de hacerlo. Ese es el momento en el que ya no están.
Josh
–Pero en cuanto vio el columpio y aquella
casa, lo supo. Supo que no estaba destinado a morir. Estaba destinado a volver,
para poder conocerla, porque su cielo estaba donde estaba ella, incluso aunque
él no lo supiera entonces. Y por eso es por lo que no tenía miedo.
Josh
–Demasiadas obligaciones. A la gente le gusta
decir que el amor es incondicional, pero no lo es, e incluso aunque fuera
incondicional, sigue sin ser libre nunca. Siempre hay expectativas unidas a
ello. Siempre quieren algo a cambio. Es como que quieren que seas feliz o lo
que sea, y eso te convierte automáticamente en responsable de su felicidad,
porque no serán felices a menos que tú lo seas. Se supone que tienes que ser
quien piensan que se supone que tienes que ser, y sentir lo que piensan que se
supone que tienes que sentir, porque te quieren, y cuando no puedes darles lo
que quieren, se sienten como una mierda, así que tú te sientes como una mierda,
y todo el mundo se siente como una mierda. Simplemente no quiero esa
responsabilidad.
Nastya
No dejé de hablar de
inmediato. Hablé hasta el día que recordé todo lo que había sucedido, más de un
año después. Ese fue el día en que me volví silenciosa. No fue una
estrategrama, ni una táctica. No fue algo psicosomático. Fue una elección, y la
tomé yo.
Nastya
Simplemente supe que de
pronto tenía respuestas. Tenía todas las respuestas para todas las preguntas,
pero no quería decirlas. No quería lanzarlas al mundo y hacerlas reales. No
quería admitir que esas cosas pasaban y que me habían pasado a mí. Así que
escogí el silencio y todo lo que venía con él, porque no era tan buena
mentirosa como para hablar.
Nastya
Siempre planeé decir la
verdad. Tan solo quería darme un poco de tiempo. Una oportunidad de averiguar
qué era lo que debía decir, y de reunir el coraje para hacerlo. No tomé un voto
de silencio. No me quedé muda de repente. Simplemente no tenía las palabras.
Todavía sigo sin tenerlas. Nunca las encontré.
Nastya
No me siento nada
diferente cuando despierto la mañana de mi decimoctavo cumpleaños. No me siento
mayor, ni madura, ni libre. Si acaso, me siento inadecuada, porque sé cómo se
supone que tendría que ser a los dieciocho, y no es como soy.
Nastya
Estás a mitad de tu
vida y te das cuenta de que no has hecho las cosas que querías hacer, ni te has
convertido en quien pensabas que te convertirías, y es descorazonador.
Nastya
Hay algo en el hecho de
saber que he roto el corazón de mi padre que me hace odiarme un poquito más de
lo que ya lo hago.
Nastya
Miro los centavos, y
después la fuente, y me pregunto si existe algo parecido a la magia o los
milagros. Josh me observa mientras yo pido el mismo deseo que pido siempre. Es
el único que jamás se volverá realidad, pero lo deseo de todos modos, así que a
lo mejor no me he rendido por completo después de todo. Tiro el centavo al aire
y lo observo caer al agua, mientras las luces debajo de mí cambian de rosa a
púrpura.
Nastya
–Nadie pregunta nunca. Como si pensaran que
me están haciendo un favor. Que si no sacan el tema, no tendré que pensar en
ello. Nunca dejo de pensar en ello. Que no hable del tema no significa que lo
olvide. No hablo del tema porque nadie me pregunta nunca. –se detiene y vuelve
a mirarme, y me pregunto si se supone que tengo que decir algo, pero no quiero
hacerlo, porque tengo miedo de que si lo hago se lo cuente todo. Vuelve a
girarse hacia la fuente, de modo que sus ojos ya no están clavados en mí, pero
creo que sigue mirándome–. Yo te preguntaría, ¿sabes? Si me lo permitieras. Te
lo preguntaría mil veces, hasta que me lo contaras. Pero no me dejas que lo
haga.
Josh
Cualquiera que quiera
salvarme va a necesitar una máquina del tiempo, porque ese sueño está muerto.
Nadie estuvo allí para salvarme la última vez, y si al final resulta que
necesito que me salven de algo más, lo haré yo misma, muchas gracias.
Nastya
–¿Por qué estamos en Brighton?
Me obligo a calmarme,
porque no voy a llegar a ningún sitio si me pongo a flipar, y cuando digo ningún sitio me refiero a cualquier
sitio lejos de Brighton.
–Porque tenemos reserva.
Su voz suena vacilante.
Me está mirando como si en cualquier momento se me fuera a ir la cabeza
completamente.
No digo nada. No puedo
decir nada.
–Te gusta la comida italiana, y miré las
puntuaciones de cómo cincuenta sitios en un radio de dos horas y este era el
mejor, y además conseguí hacer una reserva. ¿Qué es lo que pasa?
Está confuso, y no
puedo culparlo por ello.
–Josh, hay como quinientos restaurantes
italianos en casa. Podrías haberme llevado a cualquiera de ellos. ¿Por qué
hemos viajado en coche durante dos horas para ir a cenar?
–Quería hablar contigo.
Quería hablar contigo. Lo dice como si fuera la respuesta
más obvia del mundo. Ha conducido durante dos horas para ir a cenar a un lugar
donde nadie nos conozca para que podamos tener una conversación. Quiero reír, y
llorar, y abrazarlo con fuerza. En lugar de eso, lo beso. En cuanto mis labios
están sobre los suyos, su mano está sobre mi nuca, y me empuja contra su pecho
como si hubiera estado esperando una eternidad para esto y no fuera a permitir
que me alejara. Pero yo no quiero alejarme, y si el volante no estuviera allí,
me subiría encima de él solo para estar más cerca.
Entonces se mueve ligeramente, y ya no estoy besándolo. Es
él quien me besa a mí. Y cuando lo hace, pierdo una parte de mí. Pero es la parte
que está retorcida, mutilada y trastornada, y durante tan solo ese momento, con
sus manos en mi pelo y sus labios sobre mi boca, puedo fingir que nunca ha
existido.
–Pensaba que estabas enfadada
–dice cuando me aparto–. Aunque no me quejo.
–Lo estoy, pero no contigo.
Mis manos siguen
rodeando sus antebrazos, y la verdad es que no quiero soltarlos.
–Entonces, ¿con qué? –pregunta, apartando de
mis ojos el mechón de pelo que se me ha soltado.
–Con todo lo demás.
Ha hecho todo esto para
que podamos salir y hablar de verdad el uno con el otro, y me ha traído al
lugar preciso donde no podemos hacerlo. Se limita a mirarme fijamente, como si
no supiera lo que eso significa y no estuviera muy seguro de lo que haremos a
continuación. Me gustaría simplemente ir
a casa y sentarme en su garaje, donde todo es cómodo y puedo lijar madera y ver
las montañas de serrín crecer junto a mis pies, y sentir que estaré bien
durante el tiempo que permanezca allí.
Hay algo en la forma
que tiene de mirarme que me asusta, pero no puedo apartar la mirada. Vuelve a
inclinarse hacia mí y no me muevo en absoluto hasta que siento sus labios sobre
los míos. Me besa con una veneración que me da miedo, porque es lo más maravilloso
que he sentido jamás.
–Lo siento –dice–. Llevo muchísimo tiempo
queriendo hacer eso, tan solo quería hacerlo otra vez.
–¿Cuánto tiempo?
–Desde la primera noche que entraste a mi
garaje.
–Me alegra que no lo hicieras –confieso.
–¿Por qué?
–Acababa de vomitar. Creo que hubiera
arruinado el momento.
–A diferencia de este momento, que está lleno
de romance.
Sonríe, le suelto los
brazos, y él se reclina en su asiento, tratando de pensar qué decir.
–¿Quieres entrar? –pregunta finalmente. Niego
con la cabeza.
–No podemos quedarnos aquí.
–¿Por qué no? –pregunta, y me siento fatal
por arrebatarle esto. Una cosa más que añadir a la lista de decepciones que he
causado a la gente que me importa. No quiero tener también la decepción de Josh
Bennett. No creo que pueda soportarlo, pero ahora mismo no tengo elección. No
hay cantidad posible de decepción que pueda hacerme entrar en ese restaurante.
Miro a Josh, y desearía poder simplemente besarlo otra vez en lugar de tener
que responder, pero sé que no voy a librarme de esta.
–Porque aquí es donde vivía.
Nastya
& Josh
Es perfecto, y quiero
que siga siendo perfecto, pero nada lo hace nunca. La gente como Josh Bennett y
yo no conseguimos algo remotamente tolerable. Y por eso me da miedo. Porque,
incluso aunque existiera algo así para empezar, la perfección nunca dura.
Nastya
Entonces, supongo que
un día mi mente decidió que estaba preparada, porque ese fue el día en que lo
recordé todo, y a partir de entonces dejé de responder completamente a las
preguntas. Creo que a lo mejor mi cerebro se equivocó en lo fuerte que era,
pero no me permitió volver a olvidar los recuerdos.
Nastya
Nunca había tenido
siquiera una pesadilla hasta que recuperé la memoria. En cuanto la visión de lo
que había sucedido volvió a mi cabeza, no hubo forma de ignorarla. Acudía a mí
con sed de venganza, noche tras noche, como si estuviera compensando el tiempo
perdido. Me despertaba sudando y temblando, en un estado de terror producido
por los recuerdos, y no podía contarle a nadie por qué.
Así que me puse a
escribir. Escupí cada detalle de mi cabeza al papel, para que el recuerdo no
tuviera ningún control sobre mí. Me sentía como una criminal, como si estuviera
cometiendo algún crimen al no contarlo, y cada noche esperara a las pesadillas
para que me delataran, para que me entregaran. Así que les quité su poder. Me
confesé. Cada noche, en los cuadernos. Las palabras eran el sacrificio que
ofrecía cada día a cambio de dormir sin soñar.
Nunca me han fallado.
Nastya
No quiero las
obligaciones y las expectativas. No quiero ser la fuente de decepción en la
vida de otra persona.
Nastya
Dice las cosas como esa
todo el tiempo. Como si estuviera recordándome que solo porque no me haga las
preguntas no significa que haya olvidado que existieran.
Nastya
–Comprendo toda la mierda que dice la gente.
Es natural. Es inevitable, es una parte de la vida. Pero aun así no significa
que esté bien que alguien pueda desaparecer y ya está, como si jamás hubiera
existido. Sin embargo, estar enfadado todo el tiempo tampoco hace que esté
bien. Lo sé. Antes estaba enfadado todo el tiempo, y te acabas cansando.
Josh
–Solo para que lo sepas –le informo–, algún
día voy a casarme de compartir tu afecto con esa mesa de centro, y voy a
obligarte a elegir.
–Solo para que lo sepas –me imita–, cortaría
en pedazos esa mesa y la utilizaría como leña para el fuego antes de elegir
nada por encima de ti.
Nastya
& Josh
Josh me hace sentir a
salvo, y nunca pensé que volvería a sentirme a salvo otra vez.
Nastya
–Cualquiera. Tan solo una. Tan solo dime
algo. Algo que sea verdad.
Sus brazos son sólidos
y me rodean presionando mi espalda contra su pecho, y se parece más a la verdad
de lo que ha parecido nada en muchísimo tiempo. Pero sigo sin tener nada que
darle.
–Ni siquiera sé ya lo que es eso.
Nastya
& Josh
Simplemente quiero
saber si voy a tener que luchar por quedarme con la única cosa que me está
manteniendo cuerda. Y, la verdad, ni siquiera es tanto Josh como ese garaje.
Nastya
–Porque no puedo decirles lo que quieren oír.
Si hablo con ellos, voy a tener que mentirles, y no quiero hacerlo.
Nastya
Deberíais ahorcarlo cuando lo encontréis. Ha destrozado a
esa pobre chica. Supuse que tenía razón, porque así era exactamente como me
sentía, y cuando oyes a tu médico diciendo que te han destrozado, supones que
sabe de lo que está hablando.
Nastya
Pero el hecho es que no
me conoce mejor. En realidad, no me conoce en absoluto.
Nastya
Me hará sentirme a
salvo, y nunca más debería sentirme a salvo.
Nastya
–¡Dímelo! eres tú la que vino aquí y se metió
en cada parte de mi vida, y después esperaste hasta que cada uno de los hilos
de mi existencia estuvieran atados a tu alrededor, y entonces te marchaste.
¿Por qué?¿De qué iba todo esto?¿Estabas aburrida?¿Pensabas que sería divertido
joderme?
Josh
–Estoy destrozada.
Nastya
–Entonces, ¿qué?¿Lo he hecho?¿Te he
destrozado? –Asiente con la cabeza, y yo vuelvo a reírme, porque es el único
sonido que me sale–. De puta madre. –No puedo parar de reír, y pienso que a lo
mejor estoy loco. Alzo las manos, porque ya estoy harto–. Pues entonces,
felicidades. ¿Querías estar destrozada? Pues
lo has hecho genial, porque también me has destrozado a mí, Sol. Ahora
ninguno de los dos vale una mierda.
Josh
Como todo lo demás que
había perdido en el olvido, porque ya no había nadie para recordármelo.
Josh
No tiene ningún derecho
a hacer esto. Hacer que me resulte más difícil odiarla, porque ahora mismo
necesito odiarla.
Josh
Han pasado cinco
semanas desde que se fue de mi casa. Comencé a contar en el segundo en que se
cerró la puerta. Me pregunto cuándo pararé.
Josh
Si quiero destrozarme,
entonces esta es mi oportunidad. Josh ya no está, al igual que todo lo que me
arrebataron y todo lo que he tirado por la borda desde entonces. Ya no hay
ningún Josh Bennett para mí. En realidad, ya no hay nada.
Nastya
Y a lo mejor ya he
tenido suficiente por fin, y no voy a elegir este dolor.
Nastya
No hay forma de caer
más bajo que ahora. Puedo mentirle a Josh. Pero no es más que eso: una mentira.
No destruí ninguna parte de mí cuando me acosté con él, incluso aunque sí lo
destruyera todo después. Sabía que no era cierto cuando lo dije, y ahora lo sé.
No me arrepiento de un solo minuto que he pasado con Josh. De lo que me
arrepiento es de cada segundo después. Me arrepiento de haberle arrancado el
corazón. Me arrepiento de habernos mandado a los dos directamente al infierno.
Nastya
Si permito que Kevin
Leonard haga esto, si me permito a mí misma hacer esto, entonces será aquí y
ahora cuando destruya lo último bueno que queda de mí. Esto será mi cosa imperdonable.
Nunca me recobraré de esto, porque no quedará absolutamente nada en mí que
merezca la pena querer. Y por una vez en mi estúpida y cabreada vida, no puedo
hacerlo.
Nastya
A lo mejor el karma simplemente está tratando de darme lo que había dicho que quería, peo que nunca quise realmente. Destrozarme de una vez por todas.
Nastya
Y a lo mejor hecha
pedazos es exactamente como estoy.
Nastya
Por primera vez en años
tomo la decisión de no cargarme mi propia vida, y ni siquiera puedo caerme bien
por ello porque la he tomado cinco minutos demasiado tarde.
Al menos, nadie puede
decirme que ha sido al azar.
Nastya
–¿Te encuentras bien?
Drew espera hasta que
nos metemos en su coche y nos alejamos de la casa para preguntar. Llevo años
odiando esa pregunta.
Nastya
& Drew
No quiero verla. No
quiero enfrentarme a que sepa lo que he hecho. No quiero enfrentarme a que yo
mismo sepa lo que he hecho. Pero necesito verla. Necesito ver que sigue aquí,
que sigue estando bien, incluso aunque me odie. Puede que su dolor me mate,
pero puedo sobrevivir a su odio.
Josh
Durante una noche,
simplemente quería fingir que no había nadie a quien echar de menos.
Josh
Quiero que me reviente
la cara, para no tener que sentir nada salvo ese dolor. El otro es mucho peor.
Josh
Me pregunto si habrá
palabras que pueda escribir que borren las imágenes quemadas en mi cerebro esta
noche; que eviten que vuelvan a por mí.
Nastya
Ni siquiera sé lo que
significa estar bien.
Nastya
Debería irme y dejarla
en paz, pero no quiero estar en una habitación con ella y no poder tocarla una
vez más antes de que todo vuelva a irse a la mierda mañana.
Josh
–Voy a caminar hacia ti –digo, dando un paso
en su dirección, como si estuviera hablando con alguien que fuera a saltar para
suicidarse–. Voy a rodearte con los brazos y voy a abrazarte. –Hago una pausa
antes de dar el último paso–. Y tú vas a permitírmelo.
–¿Por qué? –me pregunta, como si fuera la
mayor locura que ha escuchado jamás, y a lo mejor, después de esta noche, lo
es.
–Porque necesito hacerlo.
Ahora estoy frente a
ella, y no se aleja, así que hago lo que he dicho y la rodeo con los brazos.
Siento que su cuerpo se suaviza ligeramente contra el mío, pero no mueve los
brazos ni me devuelve el abrazo. No me perdona, y eso está bien. Yo tampoco sé
si la perdono.
Nastya
& Josh
No debería haberle
permitido que me hiciera daño. Jamás debería haberme importado tanto como para
que eso fuera posible. Incluso hice lo que me pidió. Nunca le dije que la
quería, pero eso no cambiaba nada. La quise cada día, y fui yo quien sufrió por
ello.
Josh
–Tenía que marcharme. –Hay una súplica en su
voz, me está rogando que comprenda algo que no entiendo–. No puedo decirte la
verdad, y sé que quieres saberla. Acabaría decepcionándote, pues nunca es
suficiente, al igual que con todo lo demás.
–Marcharte era lo único que podías hacer para
decepcionarme.
Hubiera vivido cada día
sin la verdad, solo para conservarla, incluso aunque eso estuviera mal.
Nastya
& Josh
Está aceptándolo. Los
dos podemos sentirlo tanto como queramos, pero han pasado demasiadas cosas que
no podemos deshacer. Hay algunas cosas con las que simplemente tienes que
aprender a vivir. Los dos aprendimos esa lección hace ya mucho tiempo.
Josh
Puede que no tenga permitirlo quererla, pero eso no significa
que vaya a dejar que nadie le haga daño. A lo mejor es irónico, dado que soy
yo quien le ha hecho más daño esta noche.
Josh
–Nadie te ha pedido que lo hagas. –Las
palabras son fieras y amargas. Sus ojos casi se vuelven salvajes–. Todo el
mundo quiere arreglarme. Mis padres quieren arreglarme. Mi hermano quiere
arreglarme. Mis terapeutas quieren arreglarme. Se suponía que tú eras la
persona que no iba a tratar de arreglarme.
Nastya
–Yo también pensaba que había algo mal en ti.
–Su voz está más calmada, y suena como si se disculpara, como si pensara que me
está insultando, pero no está haciéndolo–. Pensaba que no te importaría que yo
estuviera mal, porque simplemente entendías lo que era eso. Supuse que si no te
preguntaba, tú no me preguntarías, y podríamos limitarnos a fingir que no
importaba lo que hubiera pasado antes. Supongo que no funciona de ese modo.
Nastya
–Tan solo quería a alguien que me mirara y no
quisiera ver a otra persona.
–¿Quién te mira de ese modo?
Levanto la cabeza y
bajo las manos para poder verle la cara, y no logro imaginar que nadie mire a
esta chica y quiera ver nada que no sea ella.
–Todos los que me quieren.
–¿A quién quieren ver?
–A una chica muerta.
Nastya y
Josh
Me hace pensar en todo
lo que sucedió esa noche, y en todo lo que ha ido mal desde entonces, y por
mucho que quiera fingir que todo vuelve a ser como antes, sencillamente no
miento lo suficientemente bien.
Josh
–No es lo mismo –digo, mientras la observo
escribir su nombre en el polvo de la mesa de trabajo, junto a ella–. No podemos
actuar como si no hubiera pasado nada… fingir que todo va bien.
Josh
No sé durante cuánto
tiempo nos quedamos sentados en la camioneta de Josh, con las manos
entrelazadas, rodeados de oscuridad y remordimientos sin pronunciar. Pero es el
tiempo suficiente como para saber que no hay historias ni secretos en el mundo
a los que merezca la pena aferrarse más que a su mano.
Nastya
Todo dentro de mí se
enciende y se apaga al mismo tiempo. Soy débil y fuerte. Estoy aterrorizada y
soy valiente. Estoy perdida y encontrada. Estoy aquí, pero no lo soy.
Temo que vaya a volver
a dejar de respirar.
Nastya
Quiero correr. Quiero
llorar. Quiero gritar. Quiero desmayarme. Quiero hacerle daño, destrozarlo,
matarlo. Quiero preguntarle por qué, si es que puede haber siquiera una razón
posible.
Nastya
Es mi turno para
gritarle. Para asegurarle si sabe que es un asesino. Si sabe que, aunque
sobreviví, eso no significa que no me matara. Que lograran revivirme no
significa que no está muerta. Que lograran que volviera a latir no significa
que mi corazón no se parara. No cambia nada de lo que hizo.
Nastya
–Todo estaba bien. Todo iba estupendamente. Y
después ya no. Lo único que sé es que, durante unos cinco minutos, creo que fui
feliz.
Josh
Y este es el momento de
antes. El momento en el que todo es familiar y comprensible todavía. El momento
antes de que todo cambie. He tenido unos cuantos de esos momentos en mi vida.
Josh
Pero sabía que una vez
que me lo dijera ya no habría vuelta atrás, y era más feliz ignorándolo.
Josh
Drew y yo nos miramos
el uno al otro; y ya no sé lo que es un secreto y lo que no lo es.
Josh
Cómo cada familia
normal está a una tragedia de distancia de la implosión total.
Josh
Nastya: Renacimiento. Resurrección. Origen ruso.
–Demasiado dolor, rabia, aflicción. Demasiada
realidad.
Hay demasiadas cosas
que pueden romperte si no hay nada que te mantenga entero.
Josh
Me doy cuenta de que
sigue esforzándose por entender, por hacer que eso encaje con su visión del mundo,
pero nunca lo hará. Y no debería. No tiene lugar en el mundo, sin importar lo
muy a menudo que pase.
Josh
–Nadie está nunca bien.
Josh
El piano permanece en
una esquina, como un fantasma, y no puedo mirarlo, porque ahora sé lo que
significa, y a mí también me atormenta.
Josh
Sigue de pie, pero no
lo está. Todo su peso está sobre mí. Todo él. El peso de su cuerpo, sus
secretos, sus lágrimas, su dolor, su remordimiento y su pérdida, y me siento
como si yo también fuera a hacerme pedazos, porque es demasiado. No quiero
saber nada de esto. Ahora comprendo por qué se pasaba tanto tiempo corriendo.
Quiero soltarla, abrir la puerta y no mirar atrás, porque no puedo hacer esto.
No soy lo bastante fuerte, lo bastante valiente, lo bastante reconfortante. No
soy suficiente. No soy la salvación de nadie. Ni siquiera la mía propia.
Pero estoy aquí, y ella
también, y no puedo soltarla. A lo mejor no necesito salvarla para siempre. A
lo mejor puedo simplemente salvarla ahora, en este momento, y si puedo hacer eso,
tal vez me salve a mí, y tal vez eso sea suficiente.
Josh
Su cara se vuelve
inexpresiva, tal como era la primera vez que la vi, y veo cómo aparta cada
emoción. Es como ver el vídeo de una explosión al revés, cada fragmento de los
escombros absorbido de vuelta a su lugar, como si no hubiera sucedido nada.
Josh
Tengo miedo de apartar
la mirada. Tengo miedo de que vuelva a hacerse pedazos. Tengo miedo de que
desaparezca. Miedo. Nunca debería haber salido de mi garaje. Nunca debería
haberla dejado entrar en él.
Josh
Nadie hizo intento
alguno de detenerme cuando me metí en la cama con ella. Creo que todos sabían
que no iban a poder evitarlo. No había nada en esta casa o en esta tierra que
fuera a apartarme de ella.
Josh
A veces, durante la
noche, su madre entra y nos mira juntos en la cama. Su expresión no es de
aceptación, sino de comprensión.
La miro a través de la
luz que se filtra desde el pasillo, y sé que puede ver que estoy despierto.
–¿Cómo la has llamado? –Pregunta, pero no
creo que sea la verdadera pregunta.
–Sol –respondo, y ella sonríe como si creyera
que es perfecto, y tal vez sea la única persona aparte de mí que piense eso.
–¿Qué es para ti? –susurra. Esa es la
verdadera pregunta, y sé cuál es la respuesta incluso aunque no sepa cómo expresarlo.
La voz amortiguada de
Drew se eleva desde el suelo antes de que pueda responder.
–Familia –dice.
Y tiene razón.
Josh,
Drew & Madre de Nastya/Emilia
–Eras muy buena –dice con la voz débil
mientras rompe el silencio.
–Era la hostia –trato de bromear, pero sale
con tristeza.
–Sigues siéndolo –responde con una silenciosa
convicción, atravesándome con los ojos tal como hace cuando quiere asegurarse
de que estoy escuchándolo–. De todas las formas que importa.
Nastya
& Josh
–Ojalá hubiera podido salvarte –dice
finalmente. Y aquí es donde siempre acabamos. Salvación. Él salvándome a mí. Yo
salvándolo a él. Imposibilidades, porque eso no existe, y de todos modos no es
lo que nunca necesitamos el uno del otro.
–Eso es estúpido –digo, repitiendo sus palabras
de día de mi cumpleaños–. Porque es un deseo imposible. –Le tomo la mano y él
entrelaza sus dedos con los míos, apretándolos más de lo que necesita–. No podrías
haberme salvado –le digo–. Ni siquiera me conocías.
–Me gustaría haberlo hecho.
–La madre de Drew me dijo que tú también
necesitabas que te salvaran. Pero yo tampoco puedo hacer eso –confieso, y me
mira con escepticismo, porque nunca llegué a decirle nada acerca de esa
conversación–. No quiero que me salves, y no puedo salvarte –digo, porque
necesito que me escuche decirlo, y también porque necesito oírme decirlo.
Cierra el álbum de
fotos, lo deja encima de la mesa de centro, y hace una mueca, porque he
descubierto que es lo que hace siempre que mira esa mesa de centro. Y después se da la vuelta, pone las manos a
cada lado de mi cara y me besa con una veneración que tal vez nunca entienda. Y
a lo mejor soy una mentirosa y sí que lo necesito, porque que Josh Bennett me
bese es un poco como si me salvara. Es una promesa, y un recuerdo del
futuro, y un libro de historias mejores.
Cuando para, yo sigo
aquí, y él continúa mirándome como si no pudiera creerse que lo esté, y quiero
guardar esa mirada para siempre.
–Emilia –dice, y
cuando lo hace siento una calidez en el alma–. Me salvas cada día.
Nastya
& Josh
No comprendo cómo ha
vivido con eso en la cabeza cada día y aun así se ha aferrado a la cordura.
Josh
–Deberías quedarte aquí e intentar, no sé,
ponerte mejor. –Ponerte mejor suena
estúpido.
Sí que suena estúpido,
pero no sé qué no va a sonar estúpido. ¿Ponerte
bien? ¿Curarte?¿Arreglar las cosas? Es como si tuviera una pierna rota. O
como si fuera una manitas. Y soy una mierda por pensarlo, pero hay una parte de
mí que sabe que cuando se ponga bien, se cure y arregle las cosas, tal vez ya
no siga necesitándome. Tal vez esté tan cambiada que ni siquiera nos
conoceremos, si es que alguna vez lo hicimos. Y cuando llegue ese adiós, no
será temporal.
Si nada de esto hubiera
pasado jamás, ella seguiría estando aquí, en Brighton, que es su lugar, esa
chica hermosa, talentosa e inalcanzable. Y soy un cabrón, porque ahora sé la
verdad acerca de ella, pero no sé cómo lamentarlo. Porque lamentarlo
significaría lamentarme de haberla conocido, y no puedo obligarme a hacer eso.
Una parte de nosotros siempre
ha sabido que estábamos juntos porque estábamos dañados. Teníamos un lazo por
esas experiencias vitales que ninguno de los dos quiso jamás. Y a lo mejor,
cuando ella ya no esté dañada, yo no seré suficiente para ella. Tal vez querrá
alguien cuya vida no sea tan trágica como la suya. Y ese alguien no seré yo.
Josh
–A lo mejor algún día regresarás. A lo mejor
nunca lo harás, y eso será un asco, pero no puedes seguir haciendo esto. Lo de
la culpa, y despreciarte a ti misma y toda es mierda. No puedo ver eso. Me hace
odiarte por odiarte a ti misma. No quiero perderte, pero preferiría perderte
si eso significa que serás feliz. Creo que si vuelves hoy conmigo, jamás
estarás bien. Y yo jamás estaré bien si tú no lo estás. Necesito saber que hay
una forma de que la gente como nosotros acabe bien. Necesito saber que se puede
siquiera estar bien, o a lo mejor no solo bien, tal vez incluso genial, y está
ahí fuera y simplemente no lo hemos encontrado. Tiene que haber un final más
feliz que este de aquí. Tiene que haber una historia mejor. Porque nos la
merecemos. Tú te la mereces. Incluso si no acaba contigo volviendo conmigo.
[…]
Me digo que me calle y
me quede con ella. Que la abrace y la bese, y le diga que todo estará bien
porque yo haré que esté bien, incluso genial. Que le diga que no hay
absolutamente nada mal en ella. Que le mienta con cada mentira piadosa que
tengo. Pero no puedo hacerlo. Ya he dicho adiós anteriormente, y puedo decirlo
también esta vez. De algún modo, este adiós me duele más que los otros, porque
podría evitarlo si quisiera, ya que soy yo quien lo dice. Este adiós viene con
una elección, al contrario que todos los anteriores. Y por mucho que le éste
diciendo que se quede aquí, todavía quiero que elija venir conmigo. Que mande a
la mierda la cordura, la curación y terminar las cosas. Que diga que soy lo
único que necesita para estar bien, y completa, y viva. Pero ambos sabemos que
eso no es cierto. Va a decirme adiós hoy, y yo tengo que permitírselo, y
ninguno de los dos sabe si alguna vez regresará.
Josh
–Te quiero Sol –le digo antes de perder el
valor–. Y no me importa una mierda si quieres que lo haga o no.
Josh
Nunca me di cuenta de
que el dolor y la autocompasión no eran lo mismo. Pensaba que era dolor lo que
sentía todo este tiempo que he estado sintiendo lástima por mí misma, pero no
lo era. Así que, por primera vez en casi tres años, me permito sentir dolor.
Nastya/Emilia
Josh me ha dejado
marchar. O a lo mejor soy yo quien lo ha dejado marchar; no estoy segura de que
importe. Se fue un día después que Drew. Me dijo que me quería, pero no me dejó
que le respondiera, porque no quería oírlo si iba a perderme. Después me besó
la palma de la mano izquierda, me la devolvió, se metió en su camioneta y se
marchó.
Creo que el adiós fue
más difícil para él, porque está acostumbrado a perder gente que muere, pero no está acostumbrado a
perder gente que se va, y eso es lo que yo estaba haciendo. No sé durante
cuánto tiempo voy a quedarme. No sé si voy a volver siquiera alguna vez. Lo
único que sé es que es el momento.
Es el momento para
muchas cosas, incluso aunque no pueda hacer que sucedan todas a la vez. Y me
gustaría hacerlo, porque la paciencia nunca ha sido lo mío.
Nastya/Emilia
Y cuando hablo, le digo
lo que sé que es cierto: que me odio a mí misma, que no estoy bien en absoluto,
que tengo miedo de sentirme de este modo para siempre, y que no sé qué hacer.
Nastya/Emilia
Sé que realmente no hay
ningún final a la vista para la terapia; al menos, no por un tiempo.
Nastya/Emilia
Lo lamento cada día, y
me pregunto si alguna vez dejaré de hacerlo.
Nastya/Emilia
Las pesadillas no han
regresado, pero las espero cada noche. Todos los secretos y las historias están
ahora fuera de mi cabeza. Todo el mundo lo sabe todo, así que supongo que mis
recuerdos ya no tienen ningún poder sobre mí.
Nastya/Emilia
Nunca olvidaré las
palabras, pero tampoco volveré a escribirlas.
Nastya/Emilia
Siento como si todo lo
que he creído los tres últimos años no fuera tan cierto como pensaba que era.
Como si el cristal a través del que he estado mirando estuviera empañado con el polvo de mi propia percepción y no he visto lo que
era real. Porque antes todo era blanco o negro, malvado o no. Y esa es la parte
más confusa: averiguar qué es lo cierto.
Nastya/Emilia
Sé que todavía hay
cosas que decir, pero ya no sé cuáles son, y hay días en los que echo de menos
el silencio.
Nastya/Emilia
Una tarde Josh me llama
y, con el eufemismo del siglo, le digo que estoy cansada de estar enfadada.
–Entonces, no lo estés –dice, como si fuera
la cosa más lógica del mundo. Y a lo mejor lo es.
–Pero, si no estoy enfadada, ¿entonces no es
lo mismo que decir que no pasa nada? ¿No significa que lo estoy aprobando?
–No. Significa que lo estás aceptando. –Toma
aire y lo suelta–. No te estoy diciendo que no debas estar cabreada. Deberías
estar furiosa. Tienes derecho a cada gramo de furia que sientas. –Deja de
hablar durante un momento, y cuando vuelve a comenzar su voz suena queda, y
puedo oír la tensión que rodea sus palabras–. Yo también lo odio. No tienes ni
idea de las ganas que tengo de matarlo por lo que te hizo, y si pensara que eso
iba a ponértelo un poco más fácil, lo haría. Así que no pienses que no creo que
tu odio esté justificado. Pero siempre quieres tener elecciones, y ahora tienes
una, y preferiría que eligieses ser feliz. Y sé que eso suena estúpido. A lo
mejor parece la cosa más imposible del mundo, pero sigue siendo lo que quiero.
Se llevó el puto piano, Sol. No se lo llevó todo. Mira tu mano izquierda. Probablemente
la tendrás en un puño ahora mismo, ¿verdad? –No necesito mirarla. Lo está. Él
lo sabe–. Ahora ábrela y déjalo ir.
Y lo hago.
Nastya/Emilia
& Emilia
Me llamo Emilia Ward.
Tengo una lista de
nuncas que comenzó cuando tenía quince años. Nunca volveré a ser la pianista de
Brighton. Nunca estaré embarazada. Nunca caminaré por la calle en mitad de la
tarde sin preguntarme si alguien estará esperando para matarme. Nunca
recuperaré los meses de mi vida que pasé en rehabilitación, y entrando y
saliendo de hospitales, en lugar de en recitales y entrando y saliendo del instituto.
Nunca recuperaré los años que pasé odiando hasta la última persona del mundo,
incluyéndome a mí misma. Nunca volveré a no saber el significado de la palabra dolor.
Comprendo el dolor. Comprendo la rabia. Me
diste el don de comprender eso. Tú también lo comprendes. Me he pasado los tres
últimos años detestando a la persona que me hizo esto, la persona que me robó
la vida y me arrebató la identidad. He aprendido a detestarme a mí misma en el
proceso. Me he pasado los tres últimos años fortificando mi rabia, mientras tú
te has pasado los tres últimos años curando la tuya.
Nunca olvidaré lo que me hiciste. Nunca te lo
perdonaré. Nunca dejaré de odiarte. Nunca dejaré de llorar por lo que me
robaste. Pero ahora me doy cuenta de que no puedo recuperarlo, y ya no quiero
hacerlo. Creo que puedo creerlo a pesar de lo que hiciste. Si tú puedes curar
tu vida, entonces a o mejor yo también puedo.
No sé cómo van a castigarte. Ni siquiera
estoy segura de que me importe. Ya hay demasiadas cosas arruinadas, y nada de
lo que te hagan será jamás suficiente para deshacerlo. Así que a lo mejor no
puedo creer en el perdón, pero creo que puedo creer en la esperanza, y me
gustaría creer en el sueño de las segundas oportunidades. Para los dos.
Nastya/Emilia
No me he puesto mejor.
Ni siquiera estoy cerca de estar bien. Lo único que he hecho es decidir ponerme
mejor. Pero creo que eso podría ser suficiente.
Nastya/Emilia
Ahora estoy tratando de
ver la magia en los milagros de cada día: el hecho de que mi corazón siga latiendo,
de que pueda levantar los pies del suelo para caminar, y de que haya algo
dentro de mí que merezca amor. Sé que las cosas malas siguen sucediendo. Y, a veces,
todavía me pregunto por qué estoy viva; pero ahora, cuando lo hago, tengo la
respuesta.
Nastya/Emilia
Han cambiado demasiadas
cosas desde el día en que me marché de aquí, pero no soy capaz de averiguar
cómo exactamente. Me siento como si estuviera volviendo a comenzar por lo que
es ya… ¿La tercera vez? ¿La cuarta? No tengo forma de saberlo. Tan solo espero
que, sea cual sea la vida que comienzo hoy, sea finalmente la correcta.
Nastya/Emilia
Se mete las llaves en
el bolsillo y espero que su mano vaya a seguirlas, pero en lugar de eso estira
el brazo para tomar mi mano y me acerca a él. Creo que va a besarme, pero no lo
hace. Me rodea con los brazos y me presiona contra su pecho hasta que ya no
estoy segura de que seamos dos personas diferentes.
Nastya/Emilia
Y entonces es cuando llega. La pregunta que me siento
destinada a escuchar durante el resto de mi vida…
–¿Te encuentras
bien?
Solo que esta puede
ser la primera vez que no me ha importado. Porque finalmente me siento libre
para responder.
–No.
–¿Lo estarás?
Se aleja ligeramente,
solo lo suficiente para poder verme la cara, y estamos tan cerca en ese momento
que odio las palabras entre nosotros.
No asiento con la
cabeza. No le digo que creo que sí. Por primera vez desde el día en que me fui de
mi casa tarareando una sonata de Haydn con el mundo a mis pies, me siento
segura de algo. No, no estoy bien. Quizás ni siquiera un poco. Pero lo estaré.
Estoy segura de ello.
–Sí
–digo, y es como si estuviera diciendo un millar de síes. Sí, he regresado. Sí,
te quiero. Sí, quiero que me quieras. Sí, voy a estar bien. Quizás no hoy, ni
mañana, ni la semana que viene. Pero sí,
algún día me despertaré y estaré bien. Sí.
Y entonces me besa. Dubitativo al principio,
esperando algo, pero no hay necesidad alguna. Lo besaría eternamente. Lo besaré
eternamente. Lo sé tal como sé mi propio nombre. Sus manos me rodean la cara,
manteniéndome entera como siempre ha hecho. Y con cada roce sus labios contra
los míos, sé lo que me está dando, y lo que yo le estoy dando a él, y lo que
nos costará eso a los dos.
Y, por una vez, no
tengo miedo.
Las lágrimas surgen de
cada parte de mi ser, pero no las detengo ni las aparto, y tampoco dejo de
besarlo. Son sus lágrimas, y se las estoy entregando a él, liberándolas con mis
últimos remordimientos. Los remordimientos que guardé para él, a causa de él,
sobre él y todo lo que hicimos mal. Los peores de todos mis remordimientos.
Se detiene cuando
saborea mis lágrimas. Se limita a mirarme, como si mi cara únicamente fuera a
decirle de dónde vienen y lo que significan. Y a lo mejor es así, pero estoy
esperando a que lo pregunte. Esperando ver la mirada de confusión o reticencia
en sus ojos, pero nunca llega. En lugar de eso, me seca la última lágrima con
el dorso de los dedos.
–No tienes porquería negra –dice.
Y yo sonrío.
Nastya/Emilia
& Josh
Y si mi mar de la
Tranquilidad fuera real, sería este lugar, aquí con él.
Nastya/Emilia
Me
despido lector, que tengas unas maravillosas y mágicas lecturas.
Comentarios
Publicar un comentario