Frases Herbarium. Las flores de Gideon

Me gustaría poder decir que he cambiado, que entonces era otra y que la chica que ahora no tienen nada que ver con aquella, pero no es así. Soy la misma; que se esté rota por dentro y sea imposible de reparar, pero sigo siendo la misma. Es necesario mucho más que el paso del tiempo para cambiar el interior de una persona y, por muchos kilómetros de tierra que pongas de por medio el dolor siempre te encuentra.
Sarah

El castillo de cartas que llevo años construyendo dentro de mi se derrumba.
Sarah


 –¿Y tú estás bien, abuela?
  –A veces
  El significado de esas palabras hace estragos en mi interior y me muerde el labio para no volver a llorar. Los años que llevo alejada de allí y el motivo de mi partida me retuercen el estómago.
Sarah

La postura de Sylvia ha cambiado, es como si su  alma hubiese salido del cuerpo y hubiese dejado un cascarón vacío soportando el dolor.
Sarah

Habría podido escoger otro camino,  evitar la zona universitaria,  pero he pensado que cuanto antes me enfrente a este remos en particular antes podré hacer lo mismo con los demás de momento no está funcionando.
 Modifico la dirección en cuanto puedo y veo muestras de lo cambiado que está el barrio Jericho  a pesar de que su alma sigue intacta y perenne Como el río que cruza la ciudad.
Sarah

Es normal que me acuerde de su nombre  estando aquí, me justifico; al fin y al cabo, aquí es el único lugar donde existimos.
Sarah

Me sentí como un intruso durante casi toda la velada; yo no encajo aquí.  Siempre lo he sabido.  Por suerte,  se me da increíblemente bien fingir lo contrario.
Gideon

Existen distintas opciones y ninguna consigue que mis pulmones vuelvan a respirar sin esa presión.
Gideon

La libertad es lo único que yo he tenido siempre,  no me imagino lo que sentiría si me la arrebatasen.
Gideon

Me observa divertido.  No tiene ni idea de lo que estoy pensando y no voy a contárselo.
Gideon
Paseo de regreso a casa,  sin prisa. La niebla baja se enreda entre mis muslos y me ancla un poco más en ese lugar.  Es reconfortante y falso.  El mundo está cambiando nuestro alrededor, esta niebla se burla de nosotros.
Gideon

Caminar hasta mi.  Me ha visto y me ha sonreído. Y yo no puedo dejar de mirarla, ¿quién es?
  –Hola. –Se sienta a mi lado–. ¿Me das un cigarrillo?
  Tienen la boca más irreverente que he visto nunca, no encaja ni en su rostro ni en Milton Manor.  Tardo unos segundos en reaccionar.
 –Claro.–Abro la pitillera–. ¿Quién eres? – le pregunto, observando casi hipnotizado cómo elige con esmero un cigarrillo como si no fueran todos idénticos.
  Después de escogerlo,  la acerca despacio a esos labios.  No lleva carmín;  inexplicablemente me he fijado en ese detalle, y no sé por qué.
  –¿Y tú?
  Guardo la pitillera y busco la caja de cerillas. Ella me observa.  Su mirada es  nítida, valiente, no ofrece ninguna disculpa.
  –Soy Gideon.
  Aunque desde que me visto en sus ojos quiero ser mucho más.
Gideon&Sylvia

El recuerdo de Gideon es importante, tal vez el más importante, pues sigue dentro de ella. Fuera quien fuese, Gideon forma parte de la verdad de Sylvia, es el último vestigio que queda de ella misma.
  Yo sé lo que se siente sentirse así, sentir que tienes que aferrarte a una verdad, a la única que te define.
Sarah

No estoy lista para visitar ese recuerdo. Es curioso como apenas unas palabras pueden desmontar una vida.
Sarah

Los pies se me clavan el suelo temerosos de entrar en el que había sido el templo de papá, pero les obligó a reaccionar y a dar el primer paso. Y después el segundo.
Sarah

Yo, que me dedico a estudiar la naturaleza Y qué siento pasión por los árboles y por el rastro que el tiempo dejen ellos, he intentado fingir que no tengo raíces.
  Porque eran falsas.
Sarah

Ese era otro de los motivos por los que me había ido de Oxford: había demasiado pasado, Y a mi, después de aquella discusión con papá, me resultaba una carga imposible de soportar, me sentía aplastada bajo su peso.
Sarah

Me giro al instante para ver si Liam está detrás de mi dispuesto hacer otro comentario sarcástico, pero estoy sola. Como siempre.
 Sarah
La calle esta desierta, la humedad de la noche cubre los adoquines con un brillo mágico y puedo oír el ulular de un búho. Levanto no la comisura del labio; Oxford tiene el don de atrapar a la gente con su misterio.
Sarah

La mujer que me devuelve la mirada no soy yo.
Sarah

Basta, apenas llevo allí unos días y me estoy desmoronando.
Sarah

Me escuecen los ojos al leerlo. No estoy llorando. No asistiré a esta conferencia, no confío en mí misma si lo hago. Hasta ahora he podido contener tanto los recuerdos como mi reacciones cada vez que he coincidido con Liam, pero a juzgar por el estado en el que me encuentro ahora, no estoy segura de que pudiese seguir haciéndolo.
Sarah

Tendría que haberlo superado.
Sarah

La conocí hace una semana y mi piel  sigue sin acostumbrarse a la sensación de estar incompleta. Jamás la había creído; este no soy yo, y sin embargo sé que no quiero ser nadie más.
Gideon

La honestidad se demuestra, es así de simple
Sylvia

Ella me ha cambiado sin pretenderlo y sin remedio.
Gideon

Tengo ganas de llorar, mierda. Echo de menos algo que nos llegó a existir: lo que podría haber pasado entre el Liam y yo.
Sarah

Estúpido corazón. Estúpido Liam.
Sarah

  –Porque es un secreto, Sarah, y los secretos no se cuentan.
Mary

  –Porque hay cosas que no se pueden explicar, Sarah. Hay que sentirlas.
Mary

Llegó un día en que sucedieron demasiadas cosas y no pudo callarse más.  Fue el día que se marchó de Inglaterra.
Sarah

Era una de nuestras tradiciones: descubrir casas antiguas y jugar a imaginarnos qué clase de vida había llevado sus habitantes.
 Sarah

Pero desde que llegado a Oxford todo ha salido mal, no paro de darle vueltas al pasado y de cuestionarme futuro.
Sarah

El chico equivocado la chica equivocada.
Sarah

Que me forma un nudo en el estómago al verlo allí. Estos días he llegado a la conclusión de que el Liam que yo recuerdo no existe, tal vez no haya existido nunca, y su lugar lo ha ocupado un hombre frío y condescendiente. Pero en este preciso instante en mis ojos me están jugando una mala pasada y creo volver a ver  al Liam de antes.  La imagen del chico que conocí se mezcla con la del profesor que tengo delante, y no sé cuál es real. No es justo, no me merezco que Liam me trate de esta manera y estoy harta de permitírselo. Yo no hice nada malo.
Sarah

Sólo quiero dejar la mente en blanco durante un rato y olvidarme de Liam, de papá,  de la abuela y de las flores de Gideon.
Sarah

Me dejo caer en la cama lloró tan desconsolada como años atrás.
Sarah

El tronco de un árbol derribado por el mal tiempo captó mi atención; las aristas clamaban a los cuatro vientos que el roble había opuesto mucha resistencia y que no sabía rendido hasta el final. Me acerqué y acaricié el corazón aún visible del árbol.
  –Era mi preferido.
  La voz llegó de detrás de mi y me giré sobresaltada.
  –Lo siento, no quería asustarte. – El propietario de la voz apoyo el extremo puntiagudo del bote en el suelo me sonrió–. Soy Liam.
  Esa sonrisa
  –Yo soy Sarah.
  –Te he visto por aquí a menudo, siempre estás mirando los árboles.
  –Entre otras cosas – intente hacerme la interesante–. Tú siempre está remando. – Ahora que lo tenía tan cerca reconoce el rostro en tantas  ocasiones había conseguido atraparme. Liam, ahora sabía su nombre, remaba allí todos los días, a veces solo Y otras en un bote con sus compañeros de equipo. Yo solía buscarlo con la mirada siempre que oía los golpes de los remos en el agua del río.
  –Entre otras cosas –me copió la frase.
  Estaba empapado. Iba abrigado con un corta vientos, pero sus labios estaban adquiriendo cierto tono azulado.
  –Tienes frío –le dije–. Deberías irte.
 –Debería. ¿Volverás a estar aquí mañana a esta hora?
  –Es probable.
 –Entonces es probable que yo también esté.
  Levantó el bote del suelo, se lo colocan el hombro y se alejó hacia la cabaña donde  su equipo guardaba el material.
Sarah & Liam

Lo único bueno de ese llanto y de esa visita es que Liam por fin a salido del todo de mi vida, y esta vez incluso se ha despedido. Si algún día volvemos a coincidir, algo sumamente improbable porque me esforzaré para que no suceda, ya no podrá fingir que no me reconoce. Esta vez no.
Sarah

En ese momento se dio cuenta de que no lo sabía. La chica del río apenas tenía rostro, sólo ojos y pecas. No sabía su nombre ni de qué color tenía el pelo, o si era alta o baja, pero estaba seguro de que ella le había salvado y de que necesitaba verla. Para que él tuviera la menor oportunidad de sobrevivir, ella tendría que estar a su lado.
Liam

Liam no se rindió y espero. Quizá ella no supiste que había despertado, a pesar de que la noticia había salido en varios periódicos locales. O tal vez no hubiera sucedido algo y por eso no había podido ir. La preocupación pudo más que: la idea de que a ellale hubiese pasado algo malo estuvo a punto de volver a matarle. Lo peor de todo era que no podía hacer nada, estaba tumbado en la cama del hospital aprendiendo a andar de nuevo.
  Ellaocupaba casi la totalidad de su mente,ellaera el motivo por el que repetía los ejercicios que indicaba el fisioterapeuta hasta caer exhausto, la que le impulsaba morderse la lengua y no echar de allí a todos esos médicos que le decían que tenía que tomárselo con calma. Liam lo aguantaría todo a cambio de que ellaentrase por la puerta, le dice la mano, un beso, y se quedase a su lado…
Liam

Liam no se sentía afortunado, y nunca encontró a la chica del río. Vivió obsesionado con ella durante un tiempo; se perdió hoy estuvo a punto de volver a morir, hasta que un día, un día del que llevaba años huyendo, decidió dejarla ir, olvidarse de ella. Empezó su segunda vida.
  Pero una mañana, cuando menos lo esperaba, y en un lugar que nunca habría imaginado, la vio. Liam entró en el despacho de Eddie porque se había cruzado con Materson en el pasillo, y la jefa del departamento de biología le había informado de que la hija del fallecido profesor Morgan estaba allí. Fue en su busca para decirle lo que pensaba de ella, para echarle en cara el daño que le había hecho su padre y preguntarle qué diablos era tan importante en Brasil como para no haber acudido al funeral de Eddie. Abrió la puerta y empezó a hablar. La chica le estaba dando la espalda y gracias a eso consiguió pronunciar unas palabras. Entonces ella se dio media vuelta y el percibió el impacto en todo su ser.
 Imposible.
 Completamente imposible.
  Sarah Morgan era la chica del río.
  La mujer que terminaría odiando en cuanto supiese la verdad sobre él era la chica que le había salvado la vida.
  Liam volví a sentir que se ahogaba. Esa sensación era lo único que recordaba de la mañana que sufrió el infarto, y la rabia que sintió por volver a encontrarse en esa situación le hizo reaccionar. Se protegió. Plantó cara.
Liam

…cualquier cosa con tal de que Sarah Morgan se fuese de Oxford cuanto antes. Antes de que vos le volviese loco del todo y volviese a caer en el abismo.
Liam

Y ella ni siquiera era la mujer que  buscaba de verdad. Sarah Morgan no era la chica del río y él tenía que convencerse de ello, tenía que recordarle a  su cerebro y a su corazón que esa chica, esa mujer, no existía, y que no había existido nunca. La había creado su imaginación para  obligarle a sobrevivir.
Liam

…Por eso, cuando se fue de su casa le dijo adiós, porque sabía que tenía que despedirse de ella, fantasma de la chica del río, antes de que volviese destrozarle la vida.
  Porque sí, la chica del río la había obligado a salir del coma, le había obligado a vivir, pero el abandono de después le había convertido en la peor versión de si mismo. Liam no sólo había vuelto a sobrevivir: había aprendido a vivir con las consecuencias Y no podía correr el riesgo de que ella apareciese de nuevo y volviese dejarle.
Liam

…estoy seguro de que he nacido para hacerla feliz, pero esperaré y encontraré la manera de convencerla de que lo que sentimos es para siempre.
Gideon

La guerra, he aprendido, nos muestra la verdad sobre nosotros.
Gideon

Si no leo la lista y mis ojos no confirman mis temores, entonces no será verdad.
Gideon

La necesito. Ella sabrá que hacer, sabrá cómo detener el sufrimiento.
Gideon

 –Sylvia… George está desaparecido en combate.
  Ella corre hacia mi y me abraza allí mismo, delante de su padre de este chico. Yo le rodeo la cintura con fuerza y escondo el rostro en su cuello.
  –Le encontrarán, Gideon, ya lo verás.
  Intenta tranquilizarme, me acaricia el pelo, me besa la mejilla y, suavemente, los labios. Tanto ella como yo sabemos que George está muerto, que no volverá. Lo sabemos desde el día que se alistó y se fue a Londres.
  Mi hermano tuvo que comportarse como un maldito héroe.
  –Te necesito. No puedo seguir así.
  –Shh, tranquilo.
  Sylvia sigue abrazándome, besándome, susurrando mi nombre. Yo me conformo hasta que necesito más y entonces me aparto. Busco su rostro sin esconder nada en el mío y lo que veo en ella me anima a arriesgarme. Aparto las manos de su cintura y las subo por sus brazos hasta llegar a su preciosa cara. Sujeto las mejillas, con los pulgares acarició las pecas y agacho la cabeza despacio.
  La beso. Al principio sólo iba a rosarle los labios, pero ella suspira y hace que me resulte imposible apartarme. Separo los labios y me pierdo en los de Sylvia, en ese remanso de paz y de fuego donde siento que, si estamos juntos, lo demás no importa.
Gideon & Sylvia

Ahora que sé lo que es amar a alguien no me imagino nada peor que perder a un ser amado.
Gideon

  –Todos tenemos días buenos y malos incluso las personas que no parecemos Alzheimer.
DoctoraKensington

  –Si una persona se niega a vivir, puede llegar a convencer a tu cuerpo para que deje de intentarlo.
DoctoraKensington

¿Cómo debe de ser saber qué tienes que recordar algo, que necesitas revivir una sensación para recordar quién eres, a quien amas, cuál ha sido el motivo de tu vida… y no poder hacerlo? Sylvia no sólo está perdiendo la memoria: se pierde a sí misma, a lo que más ha querido, y la crueldad es que hay instantes en que es consiente de ello.
Sarah

Allí también vivieron momentos tristes, pero qué verga no los tenía; eran las que permitían reconocer los buenos.
Sarah

  –Es un recuerdo y quiero conservarlo.
Sylvia

No le contesto. Finjo no oírle. No puedo oírle, a él no.
Liam. No. No puedo más.
Sarah

Aquí no encontraré mejor. Aquí podré dejar de llorar.
 Sarah

Papá y yo nos habíamos perdido hacía años; la muerte de él, aunque prematura injusta, no podía cambiar eso.
  Pero en medio de esa absurda misa he comprendido por fin lo que Adriana había intentado explicarme: que llegaría el día en que me daría cuenta de que perdido a papá para siempre y que no puedo hacer nada para recuperarlo, excepto recordarlo y echarlo de menos.
Sarah

Se pone furioso, puedo sentirlo. Odio que así sea, odio que, de todas las personas que hay en este mundo, sólo haya sentido una vez esta clase desconexión: con él.
Sarah

Liam se ahoga, el corazón le late tan fuerte que incluso yo puedo sentirlo. Harto de tantas dudas y de esa tensión que existe entre nosotros, siento el instante exacto en que se rinde.
  Liam me besa.
 Nuestros alientos se rozan, el corazón de Liam se afloja un segundo y después recupera el pulso, nuestras bocas encuentran. Me sujeta con fuerza, suspira, sonríe y sigue besándome. Yo tiemblo en sus brazos. Liam me está besando. Creí que no volvería a hacerlo nunca y ahora me pregunto cómo podría haber seguido con vida sin este beso. Tengo el cuerpo pegado al de él y lo beso ansiosa, furiosa, mordiéndole, sujetando le para que no se aparte. Pero de repente el beso de Liam se vuelve dulce, tierno, incluso inseguro. Doloroso. Me recorre los labios con la lengua, dejo que note mis miedos y mis dudas, me acaricia la mejilla con la mano y yo enredo los dedos en su pelo. Liam baja las manos por mis brazos clase tiene mi cintura. No quiere soltarme. No quiero que me suelte.
 Entonces noto que se tensan segundo y, cuando suelte el aliento, me besa durante un instante como me regresó una vez aquí mismo. Es un beso lleno de recuerdos y a el parecen golpearle de repente. ¿Que le está pasando? Tiembla demasiado.
  –Sarah… Mírame. Tengo que mirarte a los ojos. Por favor.
  No puedo negarme: esa petición le ha salido de un lugar que hasta ahora no me había mostrado. Liam vuelve a agacharse, esta vez más despacio; acerca el rostro a mi pelo e inhala su perfume. Se agacha un poco más y con la nariz me acaricia las pecas del pómulo derecho. Detiene la boca en la mía, las dibuja con la lengua. Yo tengo que coger aire a través de los dientes. Tendría que apartarle de mí, exigirle que me suelte. No puede ser que pase de ignorarme a besarme de esta manera, como si se estuviese ahogando sin mí. Me dispongo a apartarlo. Pero entonces Liam busca de nuevo la calidez de mis labios. Suspira, tiembla, me mira y yo quiero volver a sentir que le importo a alguien.
Sarah & Liam 

Tendré que arrancarme el corazón de nuevo.
Sarah

Dios, todo vuelve a dolerme demasiado.
Sarah

Cualquier detalle, por insignificante que sea, tiene consecuencias.
  El remo mueve el agua, espanta a los patos. Liam me ha besado y me ha recordando lo que significa sentir demasiado. Liam se ha ido y me ha partido de nuevo el corazón con su indiferencia. Liam. Tengo que arrancar lo de mi vida antes de que vuelva a convertirse en ella.
Sarah

Suelto el aliento y cojo aire. Yo también tengo que irme de aquí; si me quedo acabaré comoAlicia en el país de las maravillas, perdida en la madriguera del conejo blanco. Sólo que en mi caso no hay un conejo blanco sino demasiado recuerdos olvidados y misterios que me da miedo resolver. Por no mencionar al hombre que siempre ha tenido el poder de romperme el corazón o de recordarme que lo tengo. Abandonó el jardín botánico sin pasar por los invernaderos de las orquídeas:hoy no podría soportar esa despertasen más recuerdos.
Sarah

Pero no puedo huir como cuando tenía dieciocho años. Esta vez, cuando me marche, dejaré todas las puertas bien cerradas detrás de mí: así me aseguraré de que no vuelven a abrirse.
Sarah

Se lo permito unos segundos, porque lo cierto es que su boca eliminar qué llevo sintiendo desde que bajé del avión y lo sustituye un calor creía que no volvería sentir nunca más.
Sarah

Cada palabra de Liam me eriza la piel Y despierta sentimientos que tendrían que seguir dormidos para siempre.
Sarah

No puedo soportarlo. Le falló el corazón, su corazón, la parte más bonita de él.
Sarah

  –¡Eres tú, maldita sea! Fuera lo que fuese lo que existió entre tu y yo fue lo bastante fuerte como para obligarme a vivir, para obligarme a quedarme aquí, en este mundo, con un corazón que no funciona y con…
 Liam

Él no recuerdan nada de esa época y quizá sea una suerte, pero yo recuerdo la perfección…
Sarah

  –Dime una cosa –me pregunta antes de salir. Se ha detenido y me da la espalda–. ¿Me querías?
  Oh, Liam.
  –Sí, mucho.
  El brazo que tiene apoyado en la pared se tensa.
  –¿Y yo a ti?
  No sé qué decir. Podría mentirle y él no lo sabría, o tal vez sí. Tengo miedo arriesgarme y al mismo tiempo tengo miedo de no hacerlo. Me había obligado a borrar esa parte de mi vida de mi memoria porque me resultaba demasiado dolorosa, pero a Liam se la han borrado en contra de su voluntad. Él puede empezar de cero, puedes reescribir nuestra historia del modo que más les guste; yo no.
  –dices que no moriste porque querías volver a ver la chica del río –susurro para ocultar las lágrimas–, así que supongo que aella debías de quererla mucho.
  A mi no lo sé.
Sarah & Liam

 Ninguno de los dos puedes volver atrás, de nada servirá que nos hayamos encontrado otra vez. Lo mejor que podemos hacer es seguir adelante.
  Él aquí.
  Yo en Brasil.
Sarah

… son tan pocos los momentos que tenemos para nosotros que quiero almacenar recuerdos. Quiero que la próxima vez que alguno de los dos pase por esta calle, pensemos en este día.
Gideon

  –Es precioso, lástima que se vayan marchitar. Debería existir una manera de hacer que las flores no se marchite, así podría guardar esta para siempre.
 –Existe: puedes colocarla entre las páginas del libro y quedará prensada.
  –Pero perderá la forma, el color, el perfume, todo lo que la hace mágica. Ya no será esta flor, la flor que tú me has regalado. Yo quiero conservar esta.
  –Podría dibujártela –sugiero–. Siempre se me ha dado muy bien dibujar.
 –¿Harías eso por mi?
  –Haría cualquier cosa por ti, Sylvia.
Gideon & Sylvia

Sylvia era una mujer que vivía de los recuerdos, que nos compartía y los cultivaba. Él, en cambio, era un auténtico especialista en borrarlos.
Eddie

Creía que lo había perdido todo, pero aún le queda la más importante. Le queda él.
 Sarah acerca de Sylvia

Sí, al parecer solo estoy segura de las cosas que me hacen daño.
Sarah

Cada palabra que ésta había sido con hundirse un nuevo en ese río, Como si corazón volviese pegarle. La dejaba salir de allí, volvería a perderla nunca volvería a olvidarlo. Liam no iba permitirlo porque, si algo había aprendido observando a Sarah, era que ella lo había olvidado por voluntad propia, no como él; a él se la habían arrebatado.
   Ella se iría, la chica del río se iría y esta vez sería para siempre porque cuando Sarah descubriese toda la verdad, le odiaría. Pero antes él se merecía recordar algo y elegía ese momento, la plenitud que sólo había sentido en sus brazos.
Liam

De pequeña este era mi lugar preferido en toda la casa, quizás también del mundo. Me fui de mi lugar preferido del mundo y ahora que he vuelto tengo miedo de no encajar en él.
Sarah

Sonrió se me llenan los ojos de lágrimas. Maldita sea, ahora no voy a poder detener los recuerdos.
Sarah

Hay historias bonitas y hay historias de amores imposibles, y a mí me ha tocado la segunda. La cuestión es si algún día lograré recuperarme y vivir una amor posible, porque el imposible duele demasiado.
Sarah

Sylvia debía de mantenerlo protegido, a buen recaudo. Un tesoro al que acudía cuando lo necesitaba. Hasta que un día empezó a olvidarse de él.
Sarah

  –El significado es siempre el mismo. Pase lo que pase, estés es donde estés, una flor siempre tiene el mismo significado.
Sylvia

Era demasiado; no podía quedarme en esa casa y seguir viviendo entre tantas mentiras. No podía.
Sarah

…A mí todo me daba miedo, excepto lo que Liam sentía por mi.
  Un día, cuando estábamos tumbados en el interior de la cabaña donde el guardaba la piragua y los remos, le pregunté como estaba seguro de que lo que sentía por mí era de verdad y no un mero capricho. Él me miro y me preguntó algo triste como era posible que yo no estuviera segura de que estaríamos juntos para siempre.
  –Sólo tengo  diecisiete años y sé poco sobre el amor –le contesté.
  –Sabes lo que importa. Sabes amar.
  –¿Cómo estás tan seguro?
  –Porque lo siento. Lo siento aquí. – Me cogió una mano y la apoyo en su corazón (ahora lloro recordarlo)–. Siento que me amas y, mientras pueda sentirlo, todo lo demás no importa.
  –Solo espero que lo sientas siempre.
  –Bueno, si nunca dejas de amarme, te juro que nunca dejaré de sentirlo, ¿no crees?
  –¿Crees que eso puede suceder?
  –¿El qué?
  –Que yo siga amándote pero que tú no lo sientas. O que tú me ames a mi Y yo no me dé cuenta. –Eso era lo que me asustada de verdad, no poder sentir dentro de mí el amor de Liam.
  –Quizá hay gente a quien pueda pasarle, pero a ti y a mí, no.
Sarah & Liam

Hay personas, sentimientos, que nunca desaparecen.
Sarah

Cuando era pequeña visitada del jardín botánico con su padre, se sentía comoAlicia en el país de las maravillas, y cuando él le contó que Lewis Carroll se había inspirado en ese lugar para escribir su novela, Sarah descubrió un motivo más por el que las plantas y las flores eran mágicas: habían llevado a un profesor de matemáticas a escribir uno de sus libros preferidos.
Sarah

Jane Eyre siempre salva a Rochester al final, igual que Sylvia hace conmigo. Ella me ayuda a superar mis miedos y a seguir adelante. Su amor me ha enseñado a vivir de verdad.
Gideon

 –Aprendí que hay situaciones, debilidades, que es mejor evitar. No quiero pasar por ello el nuevo y no lo haré.
Liam

  –Y en cuanto a Jane y a Rochester, supongo que les defiendo porque necesito creer que en algún momento, en algún lugar, existe esa clase de amor.
  –¿Qué clase?
  –Del que te salva la vida mientras te estás ahogando.
Sarah & Liam

  –¿Antes también te gustaba tanto salirte con la tuya?
  –Sí.
  –¿Y a mí me gustaba que le hicieras?
  –¿Tú que crees?
  Liam sólo le contestó con una sonrisa.
Sarah & Liam

Que algo tan efímero como una flor transmitiera la intensidad del amor eterno, de la amistad O de la traición le fascinaba. Para ella era lógico que fuesen las flores, delicadas, frágiles, luchadoras, las que comunicasen tales emociones de una persona a otra.
Sarah

  –… La realidad, cuando la descubres, puede llegar a decepcionarte.
Liam


Agachó la cabeza y posó los labios encima de los de ella. Dejo que su calor la alcanzase, que sintiera el cosquilleo de tenerlo tan cerca. Respiró; su aliento entró en la boca de ella y él no pudo contener un profundo escalofrío. Levanto las manos despacio, las llevó a las mejillas de Sarah y le acarició los pómulos con los pulgares. Ella aguanto la respiración un instante Y después soltó el aire entre los dientes. Liam noto que la piel de Sarah recuperaba poco a poco su temperatura normal, pero no se apartó, siguió con los labios en los de ella, alargó aquel beso lento e inocente. El cuerpo de Sarah se aflojó, esa tención casi catatónica desapareció y sus músculos recuperaron la normalidad. Liam iba a dar un paso hacia atrás; el alivio que había sentido al ver que estaba bien era como unas tenazas alrededor del torso. Ese beso, el hecho de que se le hubiese ocurrido besarla, demostraba el poder que seguía teniendo esa mujer sobre él. Empezó a echarse hacia atrás, pero entonces ella le acarició los labios con la lengua y le colocó las manos en la cintura.
  Un beso de verdad, uno con el sabor de ella y la solitaria.
  Un beso que le hizo latir el corazón otra vez.
  Un beso que empezó despacio y que con cada suspiro derribada todos los miedos contra los que Liam llevaba años luchando. La piel de Sarah, su boca buscando la de él, el deseo por descubrirla, por besarla hasta que ninguno de los dos existiese.
  La soltó porque si no lo hacía en cuestión de segundos ya no podría hacerlo nunca.
Liam

  –No elegimos lo que necesitamos para sobrevivir, Sarah. Créeme, sé de lo que hablo.
Liam

Entregaría hasta el último latido de su corazón por recordar cómo era amar a Sara y que ella lo amase a él.
Liam

Tras la cena, pidió un te porque quería alargar su estancia allí y porque el té siempre le producía la agradable sensación de estar arropada por una vieja manta.
Sarah

Tenía que haber pasado mucho miedo, pensó Sarah, y haber sido muy valiente. Al contrario que ella.
Sarah sobres Sylvia

Él era el primer y el único hombre al que había amado Y por fin se daba cuenta de que nunca había dejado de hacerlo.
Sarah

Tenía la sensación de que por fin empezaba conocerse y qué tenía que luchar por lo que de verdad quería, fuera lo que fuese.
Sarah

Pero había empezado a cambiar, podía sentirlo dentro de ella y en cada una de las decisiones que tomaba.
Sarah

  –Darte cuenta de que has olvidado algo que sientes que es vital para ti puede ser muy doloroso. Yo solía pasarme horas mirando cierto objeto con la esperanza de recordar algo. Jamás lo logré.
Liam

Porque sabía que tarde temprano volveríamos a estar juntos. Una historia de amor como la nuestra no cada así sin más. Un amor como el nuestro no acaba nunca.
Gideon

Ahora, en esa mesa, nada parecía tener ni principio ni fin, todo estaba demasiado enredado, sus vidas no podían desvincularse, su pasado condenaba su futuro.
Liam

Necesitaba contarle alguna verdad a Sarah en medio de tantas mentiras. Quería que conociese una parte del verdadero Liam de ahora, no del chico que era cinco años atrás, antes de romperse.
Liam

–…El hombre se fue y entonces vi que encima de la mesilla que separada mi cama de la que había ocupado esa mujer habían libro; alargue la mano y me lo acerque. Era Jane Eyre.No sé quién lo dejó allí ni porque lo abrí y empecé a leerlo. La cuestión es que lo hice y la fuerza de Jane, su capacidad de luchar por lo que cree, me hizo sentir como un imbécil, y el amor entre Rochester y ella, como un egoísta y un cobarde. Yo amaba a la chica del río,te amaba, y no habría seguido buscándote. Me había rendido y había empezado a beber para no tener que pensar enfrentarme a la verdad. Cuando me dieron el alta deje en Londres y volví a Oxford, me desintoxiqué, me reincorpore a la universidad Y me especialicé en literatura inglesa y en Charlotte Brontë.
Liam

A pesar de todo lo que les separaba, se sentían unidos. Un amor como el suyo jamás desaparecida del todo. Pero aún no estaban listos para enfrentarse a eso. Igual que la de Gideon y Sylvia, la historia de Liam y Sarah también necesitaba su tiempo.
Sarah & Liam

Se sintió como una verdadera turista y probablemente lo fuese. Londres nunca le había gustado especialmente, pero ese día observo las calles y se las  imaginó a través de los ojos de Sylvia, una chica que quería ser florista y que se había enamorado y casado con uno de los herederos más codiciados de Inglaterra. Una chica que estaba en medio de la peor guerra que había conocido la humanidad y que había encontrado un amor tan grande como para arriesgarlo todo por él y esconderlo al mundo.
Sarah

  –Yo la recuerdo, jamás podré olvidarla. Ahora que te he contado lo que pasó puedes hacer lo que quieras, estás en tu derecho. No espero nada a cambio, sé que ya no estás enamorado de mí y qué es imposible que vuelvas a estarlo. Lo único que quiero, Liam, es que seas feliz. Sencillamente he pensado que te merecías tener la opción de recordar. No quiero que te la arrebaten como a mi abuela. – Se dio media vuelta para dirigirse hacia la puerta, pero tras dos pasos se detuvo y volvió a girarse–. Los sentimientos que estuviste por mí no puedo devolvértelos, pero me imagino que creaste a la chica del río con ellos. Ahora que tienes los hechos quizá también puedas despedirte de ella para siempre.
  Él siguió inmóvil y ella no quería seguir presenciando esa frialdad e indiferencia. Lo mejor que podía hacer era irse cuanto antes.
  Llegó a la puerta, pero antes de que su mano alcanzarse el picaporte, Liam la cogió por los brazos y le dio media vuelta.
  La besó, un beso tras otro.
 –Tendrías que haberte ido, Sarah. –La miró a los ojos, se rindió frente a ellos–. Ahora no podré soltarte.
  La volvió a besar, no podía controlarse. La fuerza con la que Sarah le había hablado, la valentía con la que había reconocido sus miedos y le había dicho que quería que fuese feliz, le había dejado sin habla. Ella era una idiota si de verdad creía que era imposible que volviese a enamorarse de ella. Liam quizá no recordaría jamás que habías sentido años atrás, pero la mujer que tenía ahora adelante le robaba el aliento con su fuerza. La deseaba, sí, probablemente su cuerpo había sido el primero en reconocerla, pero ahora querían mucho más. Quería saberlo todo de ella, quería redescubrir esas pecas que se habían insinuado en su memoria. Quería oírla gemir de verdad, no sólo en sus sueños o en sus fantasías, quería saber si el sabor de su piel era el mismo encontraba casi a diario en sus labios cuando se despertaba después de haberse pasado toda la noche buscándola.
Sarah & Liam

Liam no podía pensar en nada que no fuese Sarah, por fin notaba que su corazón latía sin dolor. Sus latidos siempre habían arrastrado con ellos un lastre, un vacío; Sarah lo llenaba, hacia que el corazón de Liam fuese de verdad y no una pieza de metal.
Liam

Creo que te quiero. Sé que lo mejor de mí se enamoró de ti hace tiempo y lamento haberlo estropeado. Lamento haberme estropeado. No soy el Liam que recuerdas, él murió en el río. Dame una oportunidad a mí, por favor. Dámela, por favor.
Liam

Sé que eres tú. Eres tú. No me dejes. No vuelvas a abandonarme. Dame una oportunidad.
Liam

Sintió celos de sí mismo, de ese Liam inocente y perfecto que había conseguido que Sarah se enamorarse perdidamente de él. Al Liam de ahora lo deseaba, eso lo sabía, podía sentirlo en los poros de la piel; quizá incluso podían llegar a ser amigos. Pero Sarah jamás se enamoraría del Liam de verdad, del que estaba roto coleccionaba errores y malas decisiones. Una mujer cualquiera podría conformarse con la fachada de éxito que él ofrecía al mundo, pero Sarah no. Ella se merecía amor de verdad y el de él, aunque Liam estaba dispuesto a ofrecérselo, no le bastaría.
Liam

Liam no podía culparla, ya sabía que sucedería eso en cuanto ella averiguase la verdad, pero le había pedido al destino un poco más de tiempo.
  No le había sido concedido. Suspiró resignado.
Liam

  –…Lo único que hace que todo esto haya valido la pena ha sido estar contigo de nuevo, Sarah. Recuperarte, aunque ahora tenga que perderte para siempre, es lo mejor que me ha pasado nunca. No recuerdo como nos enamoramos hace cinco años, pero mi corazón ha vuelto a latir por ti.
Liam

  –Deseé… – clavó los ojos en los de Sarah– deseé haber muerto alguna de esas veces en el jodido hospital.
Liam

  –… Escribí esta jodida historia de amor porque estaba convencido de que jamás te encontraría necesitaba contarle a alguien lo que sentía. Porque a pesar de todo, a pesar de mi jodido corazón, de mis problemas con el alcohol, de la violencia, a pesar de absolutamente todo, lo único que siempre he sabido es que yo amaba a alguien con toda mi alma y que por ella tenía que seguir vivo. Porque ella también me amaba, estuviese donde estuviese, aunque sólo existiera en mi cabeza.
Liam

Esta noche, la única que pasaron en Thornfield Hall, Sarah y Liam durmieron abrazados. Los dos tenían mucho que perdonar y que recordar. Quizá cuando disminuye el dolor, quedaría el amor, o quizá se darían cuenta de que había desaparecido del todo.
Sarah & Liam

Es muy difícil odiar y admirar al mismo tiempo a una persona y eso es lo que me ha sucedido y sucederá siempre en relación a Mathew Morgan.
Gideon

Ninguno de mis hermanos había logrado ser feliz y los dos se lo merecían mucho más que yo. Me pareció un insulto ser el único de los tres que seguía con vida y decidí que haría todo lo posible por alcanzar esa felicidad que parecía hacernos negada a los Cambray.
Gideon

…le diría que lo que tenían que hacer era perdonarse el uno al otro y seguir adelante: un amor como el que brillaba entre ellos era muy difícil de encontrar, él lo sabía mejor que nadie, y no podían dejarlo escapar.
Gideon

No importaba si ella le reconocía o no, lo único que importaba era que estaban juntos. Él estaría a su lado durante todo el tiempo que le quedase, sería su memoria, le contaría porque se amaban y porque ella se habían negado a olvidarlo.
  –Hola, Sylvia.
  Ella le sonrió. A él siempre le gustó su sonrisa.
  –¿Eso es todo lo que piensas decirme? – A ella le resbaló una lágrima por la mejilla y sus ojos recuperaron el brillo del día que lo conoció; cuando salió de la cocina de Milton Manor y se quedó sin respiración al comprobar que tenía antes sí al hombre que iba a amar durante el resto de su vida.
  Gideon lloró, jamás se avergonzaría de reconocerlo.
  –No, eso no es todo. Te amo y te echado mucho de menos, Sylvia.
  –Yo también te amo, Gideon. Lamento haberme olvidado durante un tiempo. – Acaricio con los dedos de la mano el cuaderno de piel que tenía en el regazo, su Herbarium–. Volveré a olvidarme.
  –No pasa nada, cielo. Yo jamás me olvidaré de nada, te dibujaré flores para recordártelo.
  Se sentó a su lado. El tiempo se esfumó y el dolor y el olvido desaparecieron cuando Gideon Cambray levantó las manos para acariciar el rostro de su esposa y la beso cómo le había pesado siempre, con todo su amor.
Sylvia & Gideon

No podía más; él también necesitaba su final feliz, pero sabía que no tenía derecho a exigirlo y estaba cabreado consigo mismo y con el mundo. Con el jodido universo.
Liam

Sarah no se había dado cuenta, pero desde que había encontrado a Gideon y había descubierto toda la verdad sobre su familia, ella había cambiado. Ahora sabía quién era y había hecho las paces con su pasado, con los errores que había cometido por inexperiencia y también por egoísmo. Se había perdonado y había decidido quien quería ser de ahora en adelante. Era lo más atractivo que había visto nunca Liam, y presenciar esa evolución le hacía sentirse honrado, agradecido.
Liam

Su pasado había vuelto, le había demostrado que no podía dejarlo atrás así como así. Si no quería que volviera a hacerle daño, la única solución era hacerlo público.
Liam

… formaban parte de su pasado, uno que él estaba dispuesto a reconocer y a sumir porque no quería volver a correr el riesgo de que alguien lo utilizase en su contra.
Liam

  –Liam, espera. – Sarah se acercó a él–. Me he olvidado decirte algo. El otro día llamé a Rob Long.
  Liam cerró los puños dentro de los bolsillos del abrigo. Ahora sabía que Rob Long era el nombre del abogado con el que Sarah había salido unas cuantas veces. Era rubio, perfecto y aún le hervía la sangre al recordar que ella le había besado en el Old Bank de Oxford.
  –Espero que seáis muy felices juntos. –Supuso que tenía que agradecer que se lo hubiese dicho en persona, pero no iba a hacerlo. Mierda, ni siquiera lo había visto venir.
  –Le he dicho que acepte la oferta que hizo esa empresa de restauración sobre la casa de mi padre.
  ¡¡Iba a irse a vivir con él!! Qué rápido se había decidido. Mejor, así él también olvidaría antes. Realmente Sarah se había estado despidiendo de él durante esos dos últimos días; preferiría pensar eso a que lo había utilizado.
  –Felicidades –consiguió decirle entre dientes.
  –Me gustaría que te quedarás con el Aston Martin.
  Liam quería irse de allí antes de cogerla en brazos y besarla, y pedirle que le diese una oportunidad. No quería el coche del padre de Sarah, se sentiría un traidor y un fraude conduciéndolo y seguro que Eddie se retorcerían su tumba.
  –No, no puedo aceptarlo.
  –A mi padre le habría gustado.
  –No, Sarah, no me lo pidas. Por favor.
  Sarah le sonrío entonces, levantó las manos y le sujeto por la solapa del abrigo.
  –Mira que te gusta ponerte en plan señor Rochester, Liam. –Se puso de puntillas, tiro de él y lo besó, lo besó con todo el cuerpo. No dejó que se apartase ni que intentase contenerse, eso ya lo habían intentado y no parecía funcionar–. Te quiero, te amo. Te perdono, si es lo que necesitas escuchar. No te vayas, Liam. No vuelvas a dejarme atrás. Te amo, Liam. Te amo a ti, a ti con tu cicatriz –le colocó la mano encima–, con tus errores, con tu malhumor, con tu pasado y con todo tu futuro, y más te vale que sea muy largo. Te amo porque eres tú y te amaré durante el resto de mi vida, pase lo que pase. Solucionaremos nuestros problemas,  lo sé.
  Liam sonrió, lloró, Saco las manos de los bolsillos y la retuvo con ellas para volver a besarla.
  –No puedes irte con Rob Long.
  –Por supuesto que no. Acabo de decirte que te amo.
  –Hace un momento me has dicho que le llamaste hace unos días.
 –Sí, para decirle que vendiera la casa y que, aunque estaría encantada de que me considerara su amiga, nunca podré ser nada más.
  –Lo has dicho para torturarme.
 –Lo he dicho para ver si reaccionabas. Jane se pelea con Rochester al final, le corta el pelo y se burla de él, pero él no reacciona hasta que le menciona a St. John
  –Voy a volver a besarte.
Sarah & Liam

  –…Deja que me la llevé, Sarah. Yo seré su memoria, su cordura, su compañero inseparable, es lo único que querido ser siempre.
Gideon

No la sueltes nunca.  Ámala y quédate con ella para siempre.
Gideon

El mero hecho de poder hacerlo, de poder alargar la mano y entrelazar los dedos con los de ella, hacia que todo el sufrimiento por el que había pasado hubiera valido la pena.
Liam

  –Dime una cosa: ¿de verdad te sabes Jane Eyre de memoria o es sólo un mito que circula entre esas alumnas tuyas que no pueden evitar babear cuando te ven pasar?
  –¿De verdad babean?
  –Contesta a mi pregunta –insistió ella.
  –Tú tampoco has contestado a la mía.
  Sarah le sonrió. Los dos habían echado de menos estar juntos.
  –¿Te sabes o no te sabes Jane Eyre de memoria?
  –Me la sé de memoria.
  Sarah suspiró y lo miro nerviosa. Él podía sentirlo por cómo le temblaba la mano que reposaba junto la suya en el cambio de marchas.
  –¡Vaya, Rochester, pero yo quiero un esposo!
  Liam se río. Nunca se había imaginado ser tan feliz, y tuvo que detener el coche en el arcén.
  Le sujetó el rostro entre las manos.
  –¿Me estás pidiendo que me casé contigo citando a Jane Eyre?
  –Algo así. Creo que te estoy pidiendo que estés conmigo. Lo de la boda…
  La besó, la besó y la besó. La abrazó, y se habría perdido en ella si no hubiesen estado en el coche medio del bosque. Aunque en realidad, pensó Liam al apartarse, era el lugar perfecto.
  –La respuesta es sí, sí a todo, a cualquier cosa, a ti. Sí a todo.  Sí a siempre, si siempre es contigo. Siempre contigo hace que la eternidad me parezca demasiado poco tiempo para estar a tu lado  –se le rompió la voz y carraspeó–. Pero la cita es al revés. ¡Vaya, Jane, pero yo quiero una esposa!
  –Lo sé, pero tú a mí ya me has dedicado un libro y he pensado que esta vez me tocaba a mí.
  –Te amo, Sarah. –Le cogió una mano y se la colocó encima del pecho–. Siempre te he sentido aquí dentro, pero,  maldita sea, no sabes cuánto te he echado de menos y te he necesitado todo este tiempo. No vuelvas a irte, ¿de acuerdo?
  –De acuerdo. Te amo, Liam. Sé que aún tenemos que recorrer mucho camino juntos, qué tenemos que perdonarnos el uno al otro, pero también sé que te amo y… –A Sarah le resbaló una lágrima por el rostro y Liam la capturó con el pulgar.
  –¿Qué sucede, amor?
  –Ayer por la noche, cuando te quedaste dormido, me di cuenta de algo.
  –¿De qué?
  –De que no eres de la clase de hombre por el que se libra una batalla.
  –¿Ah, no?
  –No, eres de la clase de hombre por el que se ganan.
  Durante un segundo estuvo convencido de que el DAI iba a ponerse en marcha e iba a tener un infarto allí mismo. Su corazón, sin embargo, le demostró lo fuerte que era y que en realidad lleva tiempo esperando ese momento, soñando con que la chica del río lo sacase para siempre de las frías aguas en las que se había visto obligado a nadar y sobrevivir sin ella. Liam la besó con toda el alma, se perdió dentro de ella, busco hasta el último rincón de la boca, de los labios, le rodeo la cintura con los brazos y la pegó a él, y cuando la soltó, le dijo:
  –Mi chica del río me salvó, pero tú, Sarah Morgan, me has obligado a vivir. Te amo y te prometo que te amaré siempre.
  –Lo sé. – Lo besó y enredo las manos en su pelo–.Y yo a ti.
  Se habían amado siempre y siempre se amarían, porque eso es lo que hacen las almas gemelas.
Sarah & Liam

Sarah no podía hablar. Quería decirle a la abuela que era ella la que tenía que darle las gracias por haberla obligado a sentir y por haberle enseñado el verdadero significado del amor y de la memoria, del sacrificio y de la generosidad.
Sarah

No le parecía acertado decidirlo ella sola, y eso era lo que más le gustaba de su nueva situación, que ya no estaba sola.
Sarah

Las fotografías de Liam no habían salido a la luz y él, aunque no descartada que llegasen a hacerlo algún día, estaba aprendiendo a vivir con los remordimientos del pasado.
Liam

Había momentos en los que a Liam esa situación de vivir separados no acababa de gustarle, en especial cuando dormían separados y se despertaba a medianoche por culpa de una pesadilla y Sarah no estaba. Cuando eso sucedía, siempre tardaba unos segundos en calmarse y tenía que repetirse que ella existía, que no había desaparecido, que sencillamente estaba en casa de su abuela. En más de una ocasión, Liam acababa poniéndose el abrigo encima del pijama aún mojado por el frío sudor de la pesadilla y conducía hasta la antigua casa de Sylvia.
Liam

Era extraño saber que por primera vez en su vida no estaba sólo.
Liam

Cuando escribió Amar a Jane Eyre estaba furioso, se odiaba a sí mismo por tener una mente y un corazón defectuosos y odiaba el mundo entero por insistir que su chica del río no existía. Se pasaba los días y las noches escribiendo, encerrado dentro de sí mismo, como si la escritura fuese el único medio de exorcizar los demonios que lo dominaban. Ahora era todo lo contrario, su nueva novela, cuyo título provisional era Vivir por Jane Eyre, también le tenía atrapado frente al ordenador día y noche, pero esta vez no podía parar de escribir porque tenía miedo de que tanta felicidad fuese a estallar dentro de él. El amor era mucho más difícil de contener que el miedo y el odio, y sus efectos, mucho más devastadores. Liam apenas se reconocía cuando se miraba al espejo y no echaba de menos al hombre que había sido antes de que Sarah volviese a encontrarlo.
Liam

Edward sabía que estaba roto por dentro, pero no de un modo limpio ni agradable, no cómo se rompen las personas que algún día tendrán la oportunidad y la fuerza necesaria para reconstruirse. Él no, él no sólo estaba hecho pedazos, esos pedazos se odiaban entre sí, pretendían acabar de destruirle desde el interior, y él iba permitírselo. Lo ansiaba, en realidad, hasta el día que conoció a Jane. Jane no tendría que haber existido. Claro que si Jane no hubiese existido, tampoco existiría él, comprendió de repente.
Extracto de amar a Jane Eyrede Liam Soto

Liam asintió, no sabía qué otra cosa hacer, y después  se agachó para besar a  Sarah. Mientras ella existiera, él existiría. No, no sólo existiría, existiría y amaría a Sarah. Igual que Gideon siempre existiría y amaría a Sylvia y Sylvia a Gideon.
Liam

Gideon le había dibujado flores a Sylvia, probablemente lo haría hasta el día que muriera.
  Él escribía y siempre lo haría pensando en Sarah. Amándola.
Liam


Flores
Lilium candidum
Azucena: corazón inocente

Prunusdulcis
Almendro:  indiscreción

Gentianalutea
Geniciana:injusticia

Crysanthemumcoccineum
Crisantemorojo: te quiero

Caesalpiniapeltophoroides
Acaciaamarilla: amor secreto

Myrtus
Mirto: amor verdadero

Aquilleamillefolium
Aquilea: luchar

Euphorbiaceae
PoinsettiaoflordeNavidad: sacrificio

Tagetespatula
Damasquina: tristeza

Florematramentum
Flordetinta

Campanilladeinvierno: esperanza

Me despido lectores y que tengan unas maravillosas y mágicas lecturas.

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